Fuente: Oxfam International, análisis de datos UBS, septiembre 2024
Atilio Boron (blog del autor), 17 de Diciembre de 2025

Dijeron que las clases sociales son cosa del pasado. Que hoy todos somos «clase media». Que el conflicto ya no es entre capital y trabajo, sino entre «incluidos y excluidos». Pura ideología burguesa disfrazada de sociología moderna.
Las clases sociales existen. Y no son identidades culturales ni categorías estadísticas. Son relaciones sociales de producción: unos poseen los medios de producción, otros solo tienen su fuerza de trabajo para vender. Unos acumulan plusvalía , otros son explotados. Esa es la contradicción fundamental del capitalismo, y sigue vigente aunque te la oculten con eufemismos.
El materialismo histórico nos enseña que la historia de todas las sociedades hasta nuestros días ha sido la historia de la lucha de clases . No de «conflictos sociales difusos». No de «tensiones multisectoriales». De lucha de clases. Y esa lucha no desapareció con la globalización ni con la precarización laboral. Se reconfiguró, se complejizó, pero sigue siendo el motor de la historia. Ese 1 %, o peor aún, ese 0.1 % super-rico es el ganador de la lucha de clases. El mega especulador financiero estadounidense, Warren Buffet, dijo hace poco:
«Hay una guerra de clases, es cierto. Pero es mi clase, la clase rica,
la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando».
Marx explicó la enajenación : cómo en el capitalismo las mercancías parecen adquirir vida propia y los trabajadores se vuelven objetos. Producís un auto pero no podés comprarlo. Construís un edificio pero no podés vivir en él. Tu trabajo te es ajeno, tu producto te es ajeno, tu vida te es ajena. Y después te preguntan por qué hay tanta angustia existencial en las sociedades capitalistas.
Pero la enajenación no es solo económica. Es también política e ideológica . Te hacen creer que sos empresario cuando tenés un monotributo. Te venden la ilusión de que si trabajás duro vas a ser millonario. Te convencen de que el problema son «los planeros» (en la Argentina así se llaman a los sectores más vulnerables que reciben planes sociales), no los que fugan capitales a paraísos fiscales. Esa es la lucha hegemónica: la batalla por el sentido común.
¿Y el sujeto político hoy? Ya no es solo el obrero industrial de fábrica. Es un sujeto plural, fragmentado, precarizado. Pero sigue siendo clase trabajadora. Todo asalariado, no importa si manual o intelectual, es clase trabajadora porque vive de su salario. Y solo cuando se reconoce como tal, cuando forma conciencia de clase , puede convertirse en fuerza histórica capaz de transformar la realidad.
Lenin lo sabía: sin partido político, sin organización, la espontaneidad de las masas no alcanza. Hace falta dirección política consciente. Y esa dirección se construye con la ayuda de una teoría correcta, no con voluntarismo. La historia no la hacen los grandes líderes, la hace la lucha de clases.
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