Felipe Alcaraz Masats -ex diputado del PCE e IU y ex presidente del PCE-, 24 de Noviembre de 2025
Sin mimbres para construir el cesto, sin cemento para ensamblar los distintos elementos que podrían constituir un frente amplio unido y constituyente. Al menos por ahora. Mientras tanto la gente lucha repitiendo que no son posibles más recortes a la vida.

Fuente: Olmo Calvo
La situación es desesperada, pero no grave. El gobierno no dirige el país desde unos presupuestos, sino desde unos postsupuestos, y así va a seguir la cosa tras el anuncio de ruptura de Junts, ya que dice su jefe, Puigdemont, que el PSOE se ha reído de ellos. En todo caso el Gobierno va a seguir pertrechado en su gran argumento: o nosotros o el neofascismo, pidiendo una ayuda real no para gobernar en sentido estricto, sino para que le dejen repetir esa vieja argucia de que mientras se baraja no se pierde. Entretanto, en un acto esperable, desde el punto de vista de la lógica democrática, dada la imposibilidad para aprobar unos presupuestos, en Extremadura se convocan elecciones anticipadas. (Lógica democrática que poco a poco empieza a ser sustituida por la lógica ruidosa de un mercado electoral).
El otro día, unos de los adalides del Régimen del 78, defensor acérrimo del bipartidismo, hasta cuestionar los principios del mismo periodismo, se quejaba del aquelarre actual, del fragor de la fragmentación, y de una cohetería verbal que ya no tiene siquiera capacidad para tapar un escenario donde los actores repiten obsesivamente su papel pero el argumento general de la obra ha desaparecido y nadie colige el desenlace. Cada cual va por un lado y no hay proyectos políticos en presencia, decía el insigne Gabilondo.
La política se ha convertido en un griterío de mercado (donde cuerpea sin descanso el neofascismo), aunque siga siendo verdad, y cada vez más necesaria, la gran apuesta que no hace mucho, desde proyectos antagónicos en presencia, se gritaba con dos palabras: No pasarán.
Es nuestra posición, acertada y digna, por supuesto. Pero sin mimbres para construir el cesto, sin cemento para ensamblar los distintos elementos que podrían constituir un frente amplio unido y constituyente. Al menos por ahora.
Mientras tanto la gente, vestida de rosa, sobre todo las mujeres (el feminismo queda como un único proyecto integral en presencia), lucha sin descanso, con prisa pero sin agonía, repitiendo que no son posibles más recortes a la vida, a la vida misma (no exageran las mujeres y sus aliados), en función de intereses privados de grandes corporaciones y de políticos lacayos al servicio de la política del radicalismo neoliberal. Hablo de esa gente que se organiza y clama, a veces desde el borde mismo de la despedida, para que no pase un proyecto ético, político e ideológico que acabaría con toda esperanza. Porque pueden pasar. Vaya que pueden pasar. Ahora, en estos momentos. Y vienen a caballo. Y tienen como objetivo enterrarnos en el mar del mercado de la privatización universal.
Y aquí, en este preciso momento, habría que llorar; y, desde ese llanto, no de miedo sino de tristeza, implorar. Y desde esas lágrimas, sin culpar a nadie, sin zaherir ni denostar, sin facturas ni rencillas, solicitar sin descanso un frente amplio (sin entregar una sola de las provincias), exigir una respuesta de unidad que junte nuestras luchas, nuestras mochilas históricas, nuestras éticas de transformación, nuestras manos limpias, nuestro amor real y constante al pueblo, a ese pueblo que las está pasando canutas y que puede seguir ahondando en ese infierno diario en que se han convertido sus vidas, esa tragedia de cada día, muda y silenciosa, llena de dignidad y dolor, que le hizo exclamar hace unas mañanas a una mujer de pueblo ante una lista de espera interminable: “Aquí, en la putada de estar vivos”.
Lo repetía hace poco el diputado Rufíán (con otras palabras): O luchamos juntos o nos ahorcarán por separado.
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