Jorge Otero (PÚBLICO), 24 de Noviembre de 2025
- En apenas 13 meses —entre septiembre de 2024 y octubre de 2025— el Índice de Precios de Consumo (IPC) interanual ha pasado del 1,5% al 3,1%, su nivel más alto desde junio del año pasado.
- Funcas advierte de que estamos asistiendo a «una realimentación de las tensiones inflacionistas». El IPC español está por encima de la media europea y de países como Francia, Italia y Alemania.
- Algunos analistas reclaman un pacto de rentas para repartir mejor el peso de la inflación entre trabajadores y empresas. «Ya se ha agotado la excusa de la inflación para no subir salarios», dice CCOO.

Algo está pasando con la inflación en España: los precios llevan algo más de un año repuntando con cierta insistencia. En apenas 13 meses —entre septiembre de 2024 y octubre de 2025— el Índice de Precios de Consumo (IPC) interanual ha pasado del 1,5% al 3,1%, su nivel más alto desde junio del año pasado, según los últimos datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El comportamiento de los precios en España contrasta con lo que está ocurriendo en Europa: a mediados de la pasada semana, Eurostat —el servicio estadístico de la Unión Europea— informó de que, según sus cálculos, la inflación en España ha escalado hasta el 3,2%, mientras que la media de los países de la Unión Europea (UE) está en el 2,5% y la de los países de la Eurozona, en el 2,1%.
La cifras no son alarmantes y no es menos cierto que España no exhibe la inflación más alta de la UE —Rumanía (8,4%), Estonia (4,5%) y Letonia (4,3%) la tienen más disparada—, pero sí lo es que entre las cuatro grandes economías europeas, la española es, de largo, la que muestra una tasa más alta: Francia tiene una inflación del 0,8%; Italia, del 1,3% y Alemania, del 2,3%.
Carlos Cuerpo, ministro de Economía, reconoció el pasado miércoles en el Congreso que en realidad la inflación viene subiendo desde 2022, cuando Europa sufrió «el mayor shock de precios» de la historia. Aquella crisis inflacionaria, que empezó a manifestarse en otoño de 2021 —ya por aquel entonces sonaban tambores de guerra en Ucrania—, alcanzó su clímax en el verano de 2022 y se prolongó hasta bien entrado 2023, dejó paso a un período de tranquilidad que ahora se ha visto alterado, al menos en nuestro país.
La brecha en los precios que se abre con respecto a los países europeos empuja a muchos a preguntarse por qué la inflación en España pisa el acelerador mientras echa el freno en Europa.
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa incide en que el aumento de la inflación en nuestro país «se explica principalmente por las subidas de la electricidad, de los vuelos internacionales y del transporte en tren» y le otorga un carácter meramente coyuntural.
Sin embargo, otros análisis van un poco más allá. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) también asume que el precio de la energía está tirando de los precios hacia arriba, pero al mismo tiempo advierte de que existe «una realimentación de las tensiones inflacionistas» desde la pasada primavera.
«El resultado [de octubre] ha superado las previsiones en todos los grandes componentes excepto en los productos energéticos, algo que no es habitual, lo que podría evidenciar un cambio de tendencia al alza en la evolución de la inflación», explica Funcas en su último documento de previsiones. La institución se atreve a pronosticar que el aumento del precio de la energía, junto a la instauración de una tasa de basuras «así como la normalización del IVA y otros impuestos al comienzo del año» van a provocar «un efecto escalón al alza sobre la tasa de inflación, que se mantendrá durante un año».
«El repunte de la inflación obedece a causas coyunturales que tienen que ver con un aumento del coste de la electricidad», confirma a Público el economista Carlos Martín Urriza, portavoz de Economía de Sumar en el Congreso. Pero al mismo tiempo, este economista, también portavoz de la Comisión de Presupuestos en el Parlamento, destaca que la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta ni los precios de la energía ni la de los alimentos frescos, está en el 2,5% «y se mueve en el entorno del objetivo de inflación marcado por el Banco Central Europeo (BCE)».
Precisamente por eso, Martín Urriza no cree que este repunte inflacionista vaya a durar mucho. «Después del apagón del pasado mes de abril en España estamos quemando más gas del habitual para asegurar un nivel de tensión en la red eléctrica. Pero esto se va a acabar antes o después, cuando la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia se ponga las pilas y actualice lo que debía haber actualizado hace tiempo, que las renovables aporten también tensión y frecuencia a la red», añade. Un mayor protagonismo de las renovables en la generación de energía va a favorecer un descenso del precio de la energía y, por tanto, de la inflación. «La parte volátil del IPC se moderará», sentencia con cierta seguridad el portavoz de Economía de Sumar.
Un «impuesto inteligente» para el precio de los alimentos
Además de la energía, Carlos Martín Urriza pone el foco en otro factor que también presiona al alza al IPC: el precio de los alimentos frescos, que han subido mucho desde el año 2022. Pero este factor ya no es tan coyuntural: ahí los nubarrones son más negros. «El precio de los alimentos subió como un cohete cuando la guerra de Ucrania estresó el mercado de la energía y de materias primas. Pero desde entonces no han caído tanto como subieron, han caído más bien como una pluma», se queja el portavoz económico de Sumar en el Congreso.
Desde Economía ya han reconocido que están «monitorizando» la evolución de productos como los huevos, que han subido un 22,5% en el último año y en parte se han encarecido por la gripe aviar que azota a España. También acumulan importantes subidas el café, que cuesta un 19,4% más que hace un año; la carne de vacuno, que ha llegado al 17,8% de incremento; o el chocolate, por el que hay que pagar un 16,1% más que en octubre de 2024. Estos precios, resumen los analistas, «mantienen tensionado el día a día de hogares y empresas».
Martín Urriza explica a Público que Sumar ha intentado convencer al Ministerio de Economía de introducir un «impuesto inteligente» para controlar los precios de los alimentos. Este gravamen se aplicaría a las grandes empresas de toda la cadena alimentaria, desde la agricultura hasta los supermercados, pasando por la industria de distribución y el mayorista. «El impuesto solo operaría cuando el margen de beneficios de las empresas sobre las ventas fuera mayor del que tenían antes de la pandemia, en 2019″, explicita Martín Urriza, quien cree que esta medida animaría a las empresas a bajar el precio de los alimentos. Sin embargo, Economía no comparte el entusiasmo de Sumar en esta cuestión.
Un tercer elemento ayuda a explicar por qué la economía española está sufriendo más el repunte de la inflación que otras: el precio de la vivienda, en concreto del alquiler, que subió un 14% en 2024. En este sentido, Martín Urriza recuerda que el precio de alquilar una vivienda entra en el cálculo del IPC, pero no el de compra.
¿Es propensa la economía española a la inflación?
La exclusión del precio de compra de la vivienda empuja al economista Juan Torres López a tener una visión un poco escéptica sobre la inflación, sobre todo por la metodología utilizada para calcular la subida de los precios. «¿De qué me sirve que las lechugas, la coliflor y las empanadillas suban el 2% ó 3% si la vivienda está subiendo el 15%?»,se pregunta. «El modo de medir la subida de los precios es cada vez es más irrealista y cada vez deja más flecos que no aparecen en los índices oficiales», apunta Torres López.
Torres López opina que la inflación se explica por motivos más oscuros que no tienen que ver con factores monetarios o de demanda. «La razón principal que provoca procesos inflacionarios es el pulso entre los actores económicos para lograr ingresos extraordinarios y rentas a costa de los demás», sentencia.
Partiendo de esa premisa, Torres López sostiene que la economía española es propensa a la inflación. «En España, desde hace ya algunas décadas, se han roto los contrapesos y los contrapoderes. Dicho en términos económicos: la competencia cada vez brilla más por su ausencia. Aquí tenemos grupos oligopólicos que tienen un poder casi ilimitado para manejar los precios de mercado», denuncia.
Juan Torres López: «¿De qué me sirve que las lechugas, la coliflor y las empanadillas suban el 2% ó 3% si la vivienda está subiendo el 15%?»
«Olvidamos pronto, pero nuestra economía es heredera directa de una economía constituida en el franquismo. La dictadura fue también una arquitectura económica y financiera que en una gran parte sigue todavía vigente. Los poderes económicos siguen en las mismas manos», añade Torres López.
A todo lo dicho por Torres hay que añadir que una combinación de factores estructurales y coyunturales provocan que la economía española tienda, por norma general, a ser más propensa a episodios de inflación que otro países. La mayor dependencia energética, una estructura económica volcada en los servicios y la estacionalidad del turismo, un sector de productividad más baja y costes laborales más sensibles, lo que facilita que los precios suban cuando aumenta la demanda, son algunos de los factores que empujan tradicionalmente la inflación hacia arriba. También hay que señalar que España es un país en el que los salarios no terminan de despegar.
Un pacto de rentas
En esta tesitura, Torres López cree que la mejor solución para mantener a raya a la inflación es «un pacto de rentas», sobre todo en un contexto en el que las empresas están disparando sus márgenes de beneficios y los salarios crecen a un ritmo inferior.
«Mientras no se ataquen las condiciones en las que están operando los mercados y mientras no haya pactos de rentas y se establezcan instituciones y mecanismos que permitan llegar a acuerdos sobre el reparto, el poder de una de las partes es tan grande que, lógicamente y de manera inevitable, se va a traducir en tensiones sobre los precios», vaticina Torres López.
Martín Urriza secunda la propuesta de un pacto de rentas como solución para mejorar la distribución salarial. «Sería bueno tener un mecanismo para poder repartir y darle los instrumentos a los negociadores de los convenios colectivos para que cuando el ciclo va bien y las empresas ganan mucho dinero, como está ocurriendo ahora, los salarios ganen poder de compra».
«Se ha agotado la excusa de la inflación para no subir los salarios», afirma el sindicato CCOO
Con un enfoque un poco más optimista, el ministro Cuerpo ha señalado varias veces a lo largo de las últimas semanas que, pese al repunte de los precios, el crecimiento económico está incrementando el poder adquisitivo de la ciudadanía porque los salarios han mejorado. Esto es verdad, pero solo para 2025, año en el que los salarios se han incrementado por encima de la inflación.
Martín Urriza destaca que el salario mínimo y las pensiones han crecido por encima del IPC, pero no tanto los salarios, aunque la «creación extensiva» de empleo ha ayudado a la clase trabajadora a recuperar parte del poder adquisitivo que perdió en los años 2022, 2023 y 2024. Por eso los sindicatos reclaman ahora una subida salarial para compensar esa pérdida acumulada, y sobre todo para hacer frente al brutal precio de la vivienda. «Se ha agotado la excusa de la inflación para no subir los salarios», afirma CCOO.
Deja un comentario