Gary Wilson (THE STRUGGLE – LA LUCHA), 23 de Noviembre de 2025

La administración Trump se prepara para lanzar una nueva fase de operaciones contra Venezuela en cuestión de días, según cuatro funcionarios estadounidenses que hablaron con Reuters el 22 de noviembre. La escalada se produce a pesar de que las encuestas muestran una abrumadora oposición pública a la intervención militar y una creciente condena internacional a las acciones estadounidenses en la región.
Reuters informa que se espera que las operaciones encubiertas sean el primer componente de la nueva fase, y que entre las opciones que se están considerando se incluyen los intentos de derrocar al gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
La escalada se suma a meses de intensificación militar en el Caribe. El portaaviones más grande de la Armada, el USS Gerald R. Ford, llegó a la región el 16 de noviembre con su grupo de ataque, uniéndose a al menos otros siete buques de guerra, un submarino nuclear y aviones F-35. Desde septiembre, las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo al menos 21 ataques contra presuntos barcos narcotraficantes, con un saldo de al menos 83 muertos, la mayoría en el Caribe.
Autorización encubierta y “preparación del campo de batalla”
El New York Times informó en octubre que Trump firmó una «conclusión presidencial» clasificada que autorizaba a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela. Según el Times, estas operaciones podrían incluir sabotajes, ciberataques, operaciones psicológicas u otras acciones destinadas a «preparar el campo de batalla» para futuras acciones militares.
El lunes, el gobierno planea designar al llamado Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera. Trump ha afirmado que esta designación permitirá a Estados Unidos atacar activos e infraestructura venezolanos.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró la semana pasada que la designación de terrorista «ofrece un gran abanico de nuevas opciones a Estados Unidos». El gobierno ha duplicado la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro a 50 millones de dólares.
Venezuela no está involucrada de ninguna manera en el narcotráfico mundial. Pino Arlacchi, exdirector de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), afirma que décadas de informes anuales sobre narcotráfico nunca mencionan a Venezuela, porque no existe.
Arlacchi describe al Cártel de los Soles como una entidad tan mítica como el Monstruo del Lago Ness. Afirma que el Cártel de los Soles no existe en realidad, sino que es una invención de la inteligencia estadounidense utilizada para criminalizar a funcionarios venezolanos en masa y crear un pretexto para una intervención. Se informa que el nombre es una invención de la CIA. Los soles hacen referencia a las insignias que llevan los militares venezolanos en sus uniformes.
Pino Arlacchi continúa: «Sin embargo, Venezuela es sistemáticamente demonizada, en contra de todo principio de verdad. En sus memorias tras su renuncia, el exdirector del FBI, James Comey, reveló los motivos ocultos de las políticas estadounidenses hacia Venezuela. Trump le dijo que el gobierno de Maduro estaba «sentado sobre una montaña de petróleo que tenemos que comprar». No se trata de drogas, delincuencia ni seguridad nacional. Se trata de petróleo que Estados Unidos preferiría no pagar».
El público rechaza la narrativa del cambio de régimen
A pesar de las justificaciones de la administración, la opinión pública estadounidense sigue oponiéndose. La oposición al uso de la fuerza militar supera con creces el apoyo: el 45 % se opone al derrocamiento de Maduro, mientras que solo el 17 % lo apoya. Una encuesta independiente de Reuters/Ipsos reveló que el 51 % de los encuestados desaprobaba los ataques con embarcaciones que han causado la muerte de decenas de personas, casi el doble del 29 % que los aprobaba.
Preocupaciones jurídicas y resistencia internacional
Los ataques a embarcaciones constituyen asesinatos ilegales de civiles. El principal abogado militar del Comando Sur de EE. UU., que supervisa las operaciones en el Caribe, expresó su preocupación en agosto de que los ataques pudieran constituir ejecuciones extrajudiciales y exponer legalmente a los militares involucrados en las operaciones. Sus preocupaciones fueron desestimadas.
El comandante del Comando Sur, almirante Alvin Holsey, renunció en octubre, aparentemente debido a preocupaciones sobre la legalidad de los ataques a los barcos.
Varios aliados de EE. UU. se han negado a compartir información de inteligencia para las operaciones en el Caribe debido a preocupaciones sobre su legalidad. El Reino Unido, Francia, Canadá y los Países Bajos se han negado a brindar apoyo de inteligencia. El exembajador estadounidense Chas Freeman calificó la decisión británica de «bastante notable», señalando que representa «una ruptura con la alianza de cooperación en inteligencia entre EE. UU. y el Reino Unido, que se ha mantenido durante 80 años».
El MI6 y el establishment británico han declarado que los ataques son ilegales y que someterán a proceso a quienes los lleven a cabo, calificándolos de crímenes de guerra y actos de piratería.
Venezuela prepara defensa
El gobierno venezolano ha respondido a las amenazas estadounidenses movilizando ejercicios militares y preparándose para lo que denomina «resistencia prolongada» en caso de invasión. Esta estrategia implicaría pequeñas unidades militares en más de 280 puntos, llevando a cabo sabotaje y tácticas de guerrilla.
El presidente Maduro ha declarado que la ciudadanía y las fuerzas armadas venezolanas resistirán cualquier intento estadounidense de derrocarlo, y ha calificado las acciones estadounidenses como un intento de apoderarse del petróleo y otros recursos importantes de Venezuela, como el oro, el coltán (utilizado en electrónica) y otros minerales. Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo.
Maduro también ha expresado su voluntad de resolver las diferencias mediante la diplomacia y mantener conversaciones cara a cara.
La demanda: Alto a la guerra contra Venezuela
La creciente agresión del gobierno de Trump contra Venezuela representa una peligrosa continuación de la política imperialista estadounidense en Latinoamérica. La operación se lleva a cabo sin apoyo público, sin justificación legal y sin respeto por el derecho internacional ni los derechos humanos.
Se ha descubierto que la justificación de la guerra es fraudulenta. El aumento de la presencia militar supera con creces lo necesario para las operaciones antinarcóticos. Los ataques con embarcaciones han matado a docenas de personas en lo que equivale a ejecuciones ilegales. Y ahora el gobierno se prepara para lanzar operaciones encubiertas y, potencialmente, una intervención militar total contra una nación soberana que no representa ninguna amenaza para Estados Unidos.
Lo que está claro es que esto no tiene nada que ver con las drogas, sino con un cambio de régimen y el control del petróleo y los recursos de Venezuela. Así opera el imperio estadounidense: no cree en la autodeterminación y se cree con el derecho a intervenir en la política interna de todos los países del planeta.
Con una nueva fase de operaciones que comenzará en cuestión de días, la exigencia debe ser clara e inequívoca: Alto a la guerra de Estados Unidos contra Venezuela. Nada de operaciones encubiertas. Nada de ataques militares. Nada de cambio de régimen. Fuera de Venezuela.
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