Gaceta Crítica

Un espacio para la información y el debate crítico con el capitalismo en España y el Mundo. Contra la guerra y la opresión social y neocolonial. Por la Democracia y el Socialismo.

China vuelve a demostrar cómo es el libre comercio internacional socialista en África.

Bhabani Shankar Nayak (COUNTERCURRENTS), 21 de Noviembre de 2025

Mientras que el imperialismo estadounidense emplea aranceles indiscriminados y severos para proteger su dominio capitalista y su control hegemónico sobre los sistemas políticos y económicos de numerosos países del mundo, China ha implementado una política de arancel cero para cincuenta y tres países africanos con el fin de compartir su desarrollo y prosperidad, así como conocimientos y estrategias. En contraste, Estados Unidos mantiene una política económica neocolonial y neoimperialista en sus relaciones comerciales con África a través de la Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA).

Este programa AGOA ofrece a los países del África subsahariana que cumplen los requisitos acceso libre de aranceles al mercado estadounidense para más de 1800 productos, además de los más de 5000 productos que pueden acceder al mercado estadounidense libre de aranceles en virtud del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) para 32 países africanos, con la condición de que estos países establezcan o avancen continuamente hacia el establecimiento de una economía de mercado, el estado de derecho, el pluralismo político y el derecho al debido proceso. Asimismo, deben eliminar las barreras al comercio y la inversión estadounidenses, implementar políticas para reducir la pobreza, combatir la corrupción y proteger los derechos humanos.

Estas condiciones de la AGOA están diseñadas para impedir que los países africanos desarrollen políticas económicas y exteriores independientes, asegurando que creen condiciones económicas y procesos políticos que coincidan con los intereses estadounidenses y las exigencias de su mercado. La AGOA también está estructurada para facilitar la extracción de los recursos naturales de África de manera que beneficie principalmente a Estados Unidos. La AGOA no crea oportunidades ni condiciones para el crecimiento de los países africanos. Esta ley no empodera realmente a la población africana ni como productora ni como consumidora; por el contrario, posiciona a sus países para que permanezcan subordinados a los objetivos imperialistas y capitalistas estadounidenses.

De manera similar, las antiguas potencias coloniales europeas, ahora agrupadas en la Unión Europea (UE), colaboran con los países africanos mediante Acuerdos de Asociación Económica (AAE) condicionados, que suelen basarse en compromisos recíprocos, regionales y bilaterales. En cambio, la política de arancel cero de China forma parte de la expansión más amplia de las relaciones económicas entre China y África, fundamentada en el respeto mutuo y moldeada por el Foro de Cooperación China-África (FOCAC).

La política de arancel cero de China para los países africanos forma parte de su compromiso internacionalista socialista de fortalecer los lazos económicos y promover la inversión industrial que apoye la producción local en África. Este enfoque busca generar empleo masivo y ampliar las oportunidades de subsistencia mediante una mayor participación de África en los mercados regionales y globales, así como mediante una integración más plena del continente en las cadenas de suministro y valor globales. China demuestra cómo puede ser un modelo socialista de libre comercio internacional en África, ofreciendo una alternativa a las prácticas comerciales impuestas externamente, condicionadas y a menudo injustas, que las instituciones y políticas europeas y estadounidenses aplican a los países africanos en nombre del “libre comercio” y el “libre mercado”. En la práctica, sin embargo, las políticas comerciales europeas y estadounidenses no son ni genuinamente libres ni justas.

Europa y Estados Unidos crean mecanismos de mercado internacional en los que el comercio sirve principalmente como medio para garantizar la libre circulación de capitales y la movilidad de mercado para las corporaciones, productos y servicios europeos y estadounidenses en África. Mientras tanto, la población africana y sus productos siguen enfrentando importantes barreras en las fronteras europeas y estadounidenses. Estas potencias capitalistas e imperialistas promueven estrategias comerciales y de mercado proteccionistas para sí mismas, al tiempo que pregonan el “libre comercio” a los países africanos bajo la bandera de las “reformas económicas y políticas”.

La política de arancel cero de China no solo está expandiendo el comercio africano con China, sino que también está teniendo un impacto positivo en las exportaciones africanas en la economía global, contribuyendo a transformar la vida y los medios de subsistencia de las personas en todo el continente. Esta política se ve respaldada además por iniciativas integrales de facilitación del comercio impulsadas por China, cuyo objetivo es garantizar un comercio transfronterizo más sencillo y eficiente, de modo que tanto los productores africanos como los consumidores chinos puedan beneficiarse del intercambio de productos y servicios. La organización de la Exposición Económica y Comercial China-África forma parte del fortalecimiento de los lazos económicos entre los pueblos de China y África. Este modelo de libre comercio internacional desafía los fundamentos mismos de las prácticas comerciales neocoloniales y neoimperialistas promovidas por las potencias europeas y estadounidenses en África y en otras partes del mundo.

Por lo tanto, las potencias estadounidenses y europeas han estado difundiendo incansablemente propaganda falsa basada en la llamada narrativa de la “trampa de la deuda” china. Estas narrativas míticas están ampliamente documentadas en la publicación “Los elementos del desafío chino”, del Departamento de Planificación Política de la Oficina del Secretario de Estado de los Estados Unidos. Este documento no clasificado caracteriza las iniciativas de desarrollo de China como un “programa de desarrollo depredador y una diplomacia de la trampa de la deuda”, al tiempo que afirma que Pekín persigue “objetivos autoritarios y ambiciones hegemónicas”. Además, argumenta que “el PCCh ha emprendido importantes proyectos de infraestructura e inversión, la diplomacia de la trampa de la deuda y otras prácticas económicas depredadoras en todas las regiones del mundo, con el fin de inducir u obligar a los Estados-nación soberanos, en particular a sus élites gobernantes y empresariales, a ayudar e instigar a China en la reconfiguración del orden mundial. Y el PCCh ha aprovechado su integración en las organizaciones internacionales para infundirles normas y estándares arraigados en el autoritarismo del partido”. Estas afirmaciones, impulsadas por la ideología, distan mucho de la verdad. No existe ninguna base fáctica para tales aseveraciones. Forman parte de una campaña coordinada y persistente de propaganda antichina para socavar los logros socialistas de China y de su trabajador pueblo chino.

El libre comercio de China, libre de aranceles, representa un primer paso hacia el establecimiento de un modelo socialista de libre comercio internacional que conecta continentes y vincula directamente a productores con consumidores. Este enfoque crea las condiciones para que los productores comprendan a sus consumidores, el costo de producción y puedan fijar precios justos para sus productos. En contraste, los denominados “mercados libres” europeos y estadounidenses separan deliberadamente a consumidores y productores, creando mecanismos de fijación de precios independientes que explotan a ambos grupos para generar enormes ganancias para los intereses corporativos.

Por lo tanto, un modelo de comercio socialista ofrece una alternativa clara, que reúne a productores y consumidores en función de necesidades y deseos reales, sin manipulación en nombre de la “libre elección del consumidor”. En las prácticas comerciales capitalistas, la verdadera libre elección rara vez existe; en cambio, se crean deseos para expandir mercados impulsados ​​por el afán de lucro. Por el contrario, bajo el comercio socialista, las decisiones de los consumidores se basan en necesidades y preferencias reales, mientras que el mercado actúa simplemente como facilitador, en lugar de ser el determinante central de la producción, el precio, el consumo, la distribución, la demanda y la oferta. China demuestra un modelo de comercio libre y justo, mostrando cómo estas prácticas pueden funcionar eficazmente en África y en el mundo actual.

Bhabani Shankar Nayak es comentarista político.

Deja un comentario

Acerca de

Writing on the Wall is a newsletter for freelance writers seeking inspiration, advice, and support on their creative journey.