Tony Burns (Historical Materialism), 17 de Noviembre de 2025

En toda formación social existe un modo de producción específico que predomina sobre los demás, cuyas relaciones, por tanto , asignan rango e influencia a los otros. Es una iluminación general que baña todos los demás colores y modifica su particularidad. Es un éter particular que determina la gravedad específica de todo ser que se ha materializado en él.MARX, Grundrisse 1
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1 Introducción
El objetivo principal de este artículo es examinar el papel que desempeña el concepto de formación social en el pensamiento de Marx, especialmente en relación con la historiografía. Sin embargo, aunque de forma más limitada, también se considera lo que se dice sobre este concepto en el marxismo posterior a Marx. Cabe destacar que mi propósito es estrictamente limitado. Este análisis es selectivo y no pretende ser exhaustivo. Por ejemplo, omito por completo la contribución de diversas figuras, en particular las asociadas al marxismo de la Segunda Internacional. No abordo las ideas de marxistas italianos como Antonio Gramsci, Cesare Luporini y Emilio Sereni.² No profundizo en las ideas de Louis Althusser.³ Ni considero las perspectivas de antropólogos franceses de la década de 1970 que parecen haber sido influenciados por los escritos de Althusser, como Pierre-Philippe Rey.⁴ Finalmente , no he incluido un análisis de las ideas de Stephen A. Resnick y Richard D. Wolff. 5 La justificación de todas estas omisiones es que se trata de un artículo de revista y no de un libro. Otros, por supuesto, pueden discrepar de la selección que he realizado.
En la posguerra, se produjo un renovado interés entre los intelectuales marxistas europeos por el concepto de formación social. Este resurgimiento estuvo ligado al redescubrimiento, publicación y traducción de los Grundrisse de Marx a diversas lenguas europeas. El pasaje de los Grundrisse citado anteriormente reviste considerable importancia a este respecto. Siguiendo la línea de Ellen Meiksins Wood, me referiré a él como «el pasaje de la iluminación general».⁶ Se ha hecho referencia a él con frecuencia y volveré a él en varias ocasiones a lo largo del análisis que sigue.⁷
El concepto de formación social se asocia a menudo (quizás siempre) con el marxismo estructuralista de la década de 1960, especialmente con los escritos de Louis Althusser.<sup> 8 </sup> De hecho, a veces se piensa (erróneamente, en mi opinión) que solo está presente allí. De particular importancia en este sentido es <i>Leer El Capital</i> (1965), escrito por Althusser, Étienne Balibar, Roger Establet, Pierre Macherey y Jacques Rancière.<sup> 9 </sup> El uso de este concepto tuvo cierta popularidad entre los marxistas que escribieron en las décadas de 1970 y 1980, en gran medida como consecuencia de la influencia de Althusser y sus colegas. <sup>10</sup>
En 1980, Perry Anderson afirmó que la distinción entre el concepto de modo de producción y el de formación social se había generalizado en aquel entonces.<sup> 11</sup> Esto bien pudo ser cierto hace tres o cuatro décadas. Sin embargo, aunque no ha caído completamente en desuso,<sup> 12</sup> el concepto de formación social recibe mucha menos atención hoy que en el pasado. Existen varias razones posibles para este declive, al menos una de las cuales podría ser que la filosofía estructuralista ya no tiene la influencia que alguna vez tuvo entre los intelectuales marxistas, aunque esto también requiere una explicación.
Reitero que mi objetivo principal en este artículo es demostrar que el concepto de formación social desempeña un papel significativo en los escritos del propio Marx y que constituye una categoría esencial del materialismo histórico. Es fundamental para la concepción marxista de cómo debe escribirse la historia. En particular, Marx presupone que el empleo de este concepto es necesario para una comprensión adecuada de las sociedades en transición, especialmente aquellas que transitan del feudalismo al capitalismo. En mi opinión, el concepto de formación social es un componente esencial del marxismo clásico. Se encuentra no solo en los escritos de Marx, sino también en los de Lenin, por ejemplo, en su obra El desarrollo del capitalismo en Rusia.<sup> 13</sup>
Cabe destacar que mi artículo pretende ser una contribución a la historia intelectual. Me centro en las ideas asociadas al marco teórico de Marx, más que en su valor práctico para quienes se dedican a la investigación empírica, ya sea en el campo de la historia, la sociología o la antropología. En cierto momento, abordo la perspectiva de Marx sobre el surgimiento y desarrollo del capitalismo en Inglaterra. Sin embargo, mi propósito al hacerlo es esclarecer, no tanto la historia de Inglaterra, sino más bien el significado que Marx le atribuía al concepto de formación social y sus razones para considerar que este concepto es valioso para los historiadores.
2. El concepto de formación social y el marxismo estructuralista
El concepto de formación social es empleado por cuatro de los colaboradores de *Leer El Capital*: Althusser, Balibar, Establet y Rancière. Resulta difícil discernir la contribución de cada uno a nuestra comprensión del concepto. Perry Anderson, Paul Blackledge y Chris Wickham lo atribuyen exclusivamente a Louis Althusser.<sup> 14</sup> Anderson reconoce que el término «formación social» proviene de la introducción de 1859 a los *Grundrisse* de Marx, concretamente del pasaje de la «iluminación general».<sup> 15 </sup> Sin embargo, también afirma que fue Althusser quien, en *Leer El Capital*, «inventó» la distinción entre modo de producción y formación social, y que la noción de formación social tenía escasa o nula aceptación dentro del marxismo antes de Althusser.<sup> 16</sup> En opinión de Anderson, entonces, fue Louis Althusser quien introdujo el concepto de formación social en el léxico marxista en la década de 1960. Esto, a mi parecer, pasa por alto por completo la importancia de la contribución de Étienne Balibar. No reconoce la posibilidad de que existieran diferencias significativas en la forma en que Althusser y Balibar concebían la formación social. Pero, lo que es más importante para el presente análisis, no reconoce que dicho concepto se encuentra en los escritos del propio Marx, tanto en los Grundrisse como en otros textos.
El término «formación social» (Gesellschaftsformen) se utiliza para referirse a lo que la gente, en lenguaje coloquial, tiene en mente al hablar de una sociedad en particular o de un tipo específico de sociedad. Como ha señalado Balibar, parte de su utilidad radica en expresar la idea de que el «objeto» del conocimiento histórico es una sociedad concreta en un momento determinado, como la sociedad inglesa del siglo XVII, la francesa del siglo XVIII o la rusa del siglo XIX.<sup> 17</sup> Sin embargo, los marxistas que emplean este concepto conciben estas sociedades de una manera muy particular, que difiere significativamente de la que suele asociarse al marxismo ortodoxo. La principal fuente de esta concepción alternativa de la sociedad es el Prefacio a la <i>Contribución a la crítica de la economía política</i> de Marx. <sup>18</sup> Tanto Perry Anderson como David Harvey han argumentado que la concepción de sociedad asociada al marxismo estructuralista se aparta significativamente de la visión que a menudo se cree (erróneamente) que Marx expresó en el Prefacio.<sup> 19</sup>
Según Balibar, la justificación para usar el término «formación social» («formation sociale») radica en abordar dos debilidades en la conceptualización de la sociedad que él asocia con el marxismo ortodoxo. Ambas surgen como consecuencia, no tanto de una excesiva dependencia del Prefacio de Marx, sino más bien de una lectura superficial del mismo, especialmente por parte de los opositores del marxismo. La primera diferencia entre la comprensión de la sociedad que tiene Balibar y la que a veces se asocia con el Prefacio de Marx, y una de sus razones para considerar que el concepto de formación social es una valiosa herramienta teórica para los historiadores marxistas, es que se vincula con el rechazo del determinismo económico, tecnológico o de las fuerzas productivas. De hecho, como ha señalado Perry Anderson, «el concepto de formación social fue introducido inicialmente» por sus defensores «como un recordatorio contundente de que la diversidad de prácticas humanas en cualquier sociedad es irreductible a la mera práctica económica». La cuestión que pretendía abordar, prosigue Anderson, «era precisamente la de las «ansiedades sobre la base y la superestructura» que se asocian a las lecturas deterministas del Prefacio y del marxismo». 20
Los marxistas que otorgan importancia al concepto de formación social no abandonan, ni necesitan abandonar, por completo la distinción entre «base y superestructura» que Marx utiliza en el Prefacio. Sin embargo, contrariamente a la visión que suele asociarse al marxismo ortodoxo, conciben una relación mucho más flexible entre estas dos esferas de la sociedad, basada en la noción de «condicionamiento» más que en la de «determinación» («Bestimmen»).<sup> 21</sup> Una consecuencia de esto es que tienden a enfatizar la noción de la «autonomía relativa» de la superestructura jurídica, política e ideológica de una sociedad con respecto a su base económica.<sup> 22</sup> Los teóricos de la formación social destacan la importancia del principio de interacción recíproca, que, en su opinión, expresa mejor la relación existente entre la base y la superestructura de una sociedad. Esta idea es fundamental para el concepto de formación social, tal como lo entienden.
La segunda diferencia entre la conceptualización de la sociedad asociada al marxismo estructuralista y la del marxismo ortodoxo radica en que, para quienes emplean este concepto, una formación social se asocia con más de un modo de producción. Como señala Étienne Balibar, algunos marxistas tienden a asumir (erróneamente) que una sociedad particular puede estar «relacionada con» o asociada con un solo modo de producción [énfasis suyo – TB ]<sup> 23 </sup> . El punto crucial aquí, una vez despojado de toda la fraseología estructuralista, es la afirmación, de sentido común pero no por ello menos significativa, que Marx aceptó —y que los marxistas que escriben hoy deberían aceptar—, de que la base económica de cualquier sociedad particular puede contener, y de hecho suele contener, al menos dos modos de producción combinados e interactuando entre sí. Me referiré a esto como la noción de combinación modal. En la terminología del marxismo estructuralista, esta idea está estrechamente vinculada con la noción de la «articulación» de los modos de producción dentro de una formación social dada<sup> 24</sup> .
Como ha señalado John Haldon, podríamos, por supuesto, emplear simplemente el término «sociedad» para expresar esta idea, haciendo hincapié en que esto es a lo que nos referimos al usar esa palabra, que, por lo tanto, debe entenderse no en el sentido cotidiano y de sentido común, sino más bien en un sentido técnico.<sup> 25</sup> En mi opinión, Marx tiende a usar el término «Gesellschaft» precisamente de esta manera. Balibar sugiere que emplear el término «formación social» es la mejor manera de registrar esta forma más técnica de pensar sobre cualquier sociedad en particular, o sobre cualquier tipo de sociedad en particular.
La importancia de esta segunda característica del concepto de formación social ha sido destacada tanto por Nicos Poulantzas como por Perry Anderson. Poulantzas sostiene que cualquier formación social, por ejemplo, la Francia de Luis Bonaparte, se entiende mejor como una combinación particular o una superposición específica de varios modos de producción puros.<sup> 26</sup> De manera similar, según Anderson, el término «formación social» se utiliza para subrayar la complejidad y la sobredeterminación de cualquier conjunto social. Quienes lo emplean afirman que es probable que cualquier formación social contenga no solo un modo de producción, sino varios.<sup> 27</sup>
Balibar ha argumentado que, en ocasiones, Marx parece partir del supuesto erróneo de que una sociedad determinada, en un momento dado, puede asociarse a un único modo de producción. Uno de estos casos se encuentra en el Prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política, al menos en una lectura superficial. Otro ejemplo es el Volumen I de El Capital, donde, según Balibar, Marx pretende ofrecer una explicación de «la teoría abstracta del modo de producción capitalista». Sin embargo, en la medida en que lo intenta, resulta evidente que «no se propone analizar formaciones sociales concretas, que generalmente contienen varios modos de producción diferentes».<sup> 28</sup> Al analizar las ideas de Marx más adelante, destacaré pasajes de sus escritos en los que deja muy claro que no presupone que en ninguna sociedad determinada exista un único modo de producción. Estos pasajes demuestran que el propio Marx poseía el concepto de combinación modal y, por lo tanto, también el de sociedad entendida como formación social, en el sentido específico que Balibar le da al término.
Es importante comprender que la afirmación de que una sociedad determinada, en un momento dado, puede contener más de un modo de producción combinado entre sí —concepto central en la idea de formación social según la entiende Balibar— no implica necesariamente abandonar la distinción que Marx establece en el Prefacio entre la base económica de una sociedad y su superestructura jurídica, política e ideológica. Más bien, puede conducir a una nueva y distinta forma de concebir la base económica. Esto es lo que Eric Hobsbawm tiene en mente al hablar del concepto de «formación económica» en los escritos de Marx.<sup> 29</sup> Ernesto Laclau ha empleado la noción de «sistema económico» para expresar la misma idea.<sup> 30 </sup> Laclau argumenta que es necesario distinguir entre «modos de producción» y «sistemas económicos». <sup>31</sup> Sostiene que un sistema económico, según su entendimiento, incluye como elementos constitutivos diferentes modos de producción. 32 Dado este uso, se sigue que, desde el punto de vista de Laclau, lo que los marxistas llaman una formación social particular puede y poseerá un solo sistema económico, aunque este pueda estar asociado con dos o más modos de producción.
Aidan Foster-Carter ha afirmado que lo que Laclau denomina «sistema económico» es conocido por otros como «formación social».<sup> 33 </sup> Sin embargo, esta afirmación me parece errónea. Si bien un sistema económico, en el sentido que Laclau le da al término, es un componente integral de cualquier formación social, es evidente que una formación social es más que su sistema económico. Sugerir lo contrario, como hace Foster-Carter, equivale a identificar una totalidad o un todo con uno de sus componentes. Por lo tanto, como han señalado Étienne Balibar, Arif Dirlik y John Haldon, tampoco deberíamos identificar el concepto de formación social con el de modo de producción.<sup> 34</sup> Esto es algo que Chris Wickham parece hacer en ocasiones. <sup>35</sup>
Existe desacuerdo entre los estudiosos respecto al significado preciso del concepto de formación social. ¿Debe asociarse principalmente con el principio de interacción recíproca o con el principio de combinación modal? Algunos comentaristas reconocen la importancia del concepto para Marx y el marxismo. Sin embargo, lo hacen principalmente porque lo asocian con el principio de interacción recíproca, más que con el de combinación modal. Por ejemplo, E. P. Thompson lo hace.<sup> 36</sup>
Étienne Balibar asocia el concepto tanto con el principio de interacción recíproca como con el de combinación modal, haciéndolos funcionar conjuntamente. Sin embargo, es importante señalar que, si bien sus dos críticas a la teoría marxista ortodoxa de la sociedad pueden confundirse o pasarse por alto, en realidad son distintas entre sí. Por ejemplo, en principio, un marxista puede sostener que una sociedad particular tiene una estructura de clases compleja porque su base económica contiene más de un modo de producción y, al mismo tiempo, que los eventos que ocurren dentro de la superestructura de esa sociedad deben seguir considerándose epifenómenos, es decir, efectos pasivos de causas económicas subyacentes que se encuentran en su base económica. En otras palabras, es posible adoptar la noción de combinación modal y, simultáneamente, rechazar la de interacción recíproca.
De manera similar, como ha sugerido Arif Dirlik, también es posible asociar la noción de formación social con la de un complejo base-superestructura en el que opera el principio de interacción recíproca, asumiendo al mismo tiempo que la base económica dentro de este complejo contiene un solo modo de producción.<sup> 37</sup> Es decir, es posible defender el principio de interacción recíproca y, al mismo tiempo, rechazar o simplemente pasar por alto el principio de combinación modal. Esta tendencia se encuentra en los escritos de John Haldon, Wolfgang Küttler y E. P. Thompson. <sup>38</sup>
3. La importancia del concepto de formación social para los historiadores marxistas
Existe desacuerdo sobre el valor del concepto de formación social para los historiadores marxistas. Al respecto, caben diversas posturas, de las cuales identificaré cuatro. Primero, se podría simplemente no hablar de ello o ignorar el concepto por completo. Por ejemplo, algunos diccionarios de marxismo no incluyen una entrada al respecto.<sup> 39</sup> Esto también ocurre con varias obras escritas en inglés dedicadas al marxismo y la historia. En estas obras también se observa una tendencia a ignorar el concepto por completo o a mencionarlo solo de pasada.<sup> 40 </sup> Segundo, se podría hacer referencia a él o analizarlo, concluyendo que tiene poco o ningún valor para los marxistas, e incluso que puede constituir un obstáculo para los historiadores marxistas en el ejercicio de su profesión. Esta es la opinión de Jairus Banaji y Ellen Meiksins Wood, aunque no la de E. P. Thompson.<sup> 41</sup>
En tercer lugar, podría coincidirse en que el concepto resulta útil para los marxistas, sin concluir que su uso sea estrictamente necesario. Desde esta perspectiva, si bien el concepto puede ser útil, los historiadores marxistas pueden prescindir de él. Por ejemplo, aunque Tom Bottomore consideró importante añadir una entrada titulada «Formación social» en su conocido Diccionario del pensamiento marxista, concluyó que «la mera introducción de un nuevo término no parece haber aportado mayor rigor analítico» a la teoría marxista. <sup>42 </sup> De igual modo, Alex Callinicos afirmó que, si bien «la distinción no la hacen explícitamente Marx, Lenin ni ninguna otra figura clásica», sino Louis Althusser y sus seguidores, «el concepto de formación social puede ser de gran utilidad en la historiografía».<sup> 43</sup>
En cuarto lugar, cabe analizar el valor del concepto y concluir que, de hecho, es esencial que los historiadores marxistas lo utilicen. Por ejemplo, Terence J. Byres ha argumentado que, para los historiadores marxistas, «proceder en función de un único modo de producción solo puede resultar infructuoso y paralizante». Byres insiste en que «necesitan la noción de formación social».<sup> 44</sup> Esta es también la opinión de Perry Anderson, quien empleó el concepto al escribir sobre la historia de la antigua Grecia en <i>Passages from Antiquity to Feudalism</i> y sobre la historia de Rusia en <i>Lineages of the Absolutist State</i>.<sup> 45</sup> Chris Wickham también ha argumentado que el concepto de formación social es una herramienta esencial para los historiadores marxistas y critica a Perry Anderson por su falta de coherencia en su uso, especialmente al escribir sobre la historia de China.<sup> 46</sup> Es importante señalar aquí que lo que se presupone necesario es la posesión del concepto en sí mismo, y no cualquier término o frase lingüística específica que pueda utilizarse para expresarlo. Es posible que algunos autores empleen el concepto, pero solo implícitamente. Si carecen del término técnico correspondiente, aunque posean el concepto, no se puede decir que lo utilicen explícitamente ni de forma plenamente consciente. Como veremos más adelante, esto se cumple en el caso de Maurice Dobb en sus Estudios sobre el desarrollo del capitalismo.<sup> 47</sup> Una cuestión que cabe plantearse es si esto también se aplica a Marx.
Los historiadores marxistas, como Perry Anderson y Chris Wickham, que consideran el concepto de formación social una valiosa herramienta teórica, lo hacen en parte porque creen que les ayuda a comprender las complejidades de su objeto de estudio al analizar ejemplos históricos concretos. Por ejemplo, Anderson sostiene en su obra *Passages from Antiquity to Feudalism* que el propósito de utilizar este concepto es «subrayar la pluralidad y la heterogeneidad de los posibles modos de producción dentro de cualquier totalidad histórica y social dada». Afirma que «toda formación social concreta es siempre una combinación específica de diferentes modos de producción, y las de la Antigüedad no fueron una excepción». Las formaciones sociales, continúa, son «siempre combinaciones concretas de diferentes modos de producción, organizadas bajo el dominio de uno de ellos». Anderson también argumenta, haciéndose eco de las ideas expresadas por Marx en el pasaje de la Ilustración general de los *Grundrisse* mencionado anteriormente, que en la sociedad griega antigua, «el modo de producción dominante», que «dejó su huella en toda la civilización de la ciudad-estado, fue el de la esclavitud».<sup> 48</sup>
De manera similar, en Arguments Within English Marxism, Anderson afirma nuevamente que el término «formación social» puede utilizarse para «subrayar la complejidad y la sobredeterminación de cualquier conjunto social». <sup>49</sup> En este sentido, argumenta que el empleo de este concepto permite a los historiadores marxistas realizar investigaciones históricas más sofisticadas que las que pueden llevar a cabo quienes se basan en una lectura superficial del texto del Prefacio de Marx a la <i>Contribución a la crítica de la economía política</i>. En su opinión, por lo tanto, la contribución del concepto de formación social al léxico marxista por parte de los marxistas estructuralistas, especialmente Louis Althusser, constituyó un «avance historiográfico» que «permite de manera demostrable» y conduce a una «mayor discriminación y complejidad en la investigación de sociedades concretas».<sup> 50 </sup> Es por esta razón que Anderson utilizó el concepto en sus propios escritos históricos en la década de 1970.
Chris Wickham, en un escrito de 1984, expresó su acuerdo con las opiniones de Anderson sobre este punto. Según Wickham en aquel entonces, «es empíricamente bastante evidente que las sociedades (como yo mismo denominaré formaciones sociales para mayor simplicidad) a menudo pueden tener más de un modo de producción». <sup>51 </sup> Además, al igual que Anderson, Wickham aplicó este concepto en su propia obra al escribir sobre la «otra transición», es decir, la transición del mundo antiguo al feudalismo de la Alta Edad Media. Al analizar esta transición anterior, Wickham observó que el «punto final» para los historiadores no es simplemente el modo de producción feudal, sino más bien «una sociedad dominada por el modo de producción feudal», es decir, «la “formación social feudal”».<sup> 52</sup> Argumentó que este punto final fue el momento en la historia europea en que, entre «el conjunto de modos» de producción que existían en el Bajo Imperio romano, «el modo feudal se volvió dominante». 53 De hecho, llegó a afirmar que «solo se puede comprender la historia del Occidente tardorromano» si los historiadores poseen «una descripción precisa de la naturaleza de su estructura económica», es decir, «de sus modos de producción» (en plural; énfasis mío). En opinión de Wickham, «un gran número de análisis marxistas están viciados porque estas descripciones son erróneas». 54
El análisis anterior no contempla la posibilidad de que algunos comentaristas cambien de opinión al considerar el valor del concepto de formación social. Esto podría ocurrir de dos maneras. Primero, un comentarista podría prestar poca o ninguna atención al concepto en un momento dado, pero luego llegar a apreciarlo y enfatizar su importancia. Esto me parece cierto en el caso de Rodney Hilton, quien en 1976 ignoró por completo el concepto en su Introducción a *La transición del feudalismo al capitalismo*, el ya clásico volumen dedicado al debate sobre dicha transición, pero que, sin embargo, dio por sentada su importancia en la Introducción que escribió diez años después para un volumen dedicado al Debate del Brenner.<sup> 55</sup>
En segundo lugar, la importancia del concepto podría ser enfatizada por un autor en una obra anterior, mientras que en sus escritos posteriores podría convertirse en una preocupación marginal, o incluso desaparecer por completo. Un ejemplo de esto podría ser Chris Wickham, quien, a pesar de sugerir que el uso del concepto es esencial en algunas de las obras que publicó en la década de 1980, <sup>56 </sup> no pareció otorgarle gran importancia posteriormente, cuando publicó <i>Framing the Early Middle Ages: Europe and the Mediterranean, 400–800</i> en 2005. De hecho, Wickham no hace referencia alguna a las formaciones sociales en su contribución al volumen titulado <i>Marxist History Writing in the Twenty-First Century</i>, que editó en 2007.
4. El concepto de formación social en los escritos de Marx
Como sugiere el pasaje de los Grundrisse citado anteriormente, Marx sí distinguió entre el concepto de modo de producción y el de formación social. Más concretamente, en este pasaje defiende el principio de combinación modal. Afirma explícitamente que la base económica de una sociedad determinada probablemente esté compuesta por más de un modo de producción combinado entre sí.
Más de un comentarista ha señalado que Marx solía evitar el sustantivo «capitalismo». Prefería el adjetivo «capitalista».<sup> 57</sup> Sin embargo, dejando de lado esta cuestión, resulta lógico, como implica su defensa del principio de combinación modal en el pasaje de la iluminación general de los <i>Grundrisse</i>, que la palabra «capitalista», al igual que la palabra «feudal», pueda referirse tanto a un modo de producción específico como a un tipo de sociedad en su conjunto. Además, podría referirse no solo a una formación social concreta, como la de la Inglaterra del siglo XIX, sino también al tipo particular de formación social que esta representa.
Marx sugiere que la razón por la que una formación social particular puede caracterizarse como feudal o capitalista radica en que las relaciones sociales asociadas a uno de estos dos modos de producción son dominantes con respecto a las del otro. Desde esta perspectiva, lo que hace apropiado describir una formación social de una manera particular no es la ausencia total de otros modos de producción en su seno, sino simplemente la subordinación (o «subsunción») de estos otros modos al modo de producción dominante.
Si consideramos la historia del capitalismo, entendido específicamente como un modo de producción, Marx argumenta que este surge por primera vez en las formaciones sociales feudales de Europa Occidental a finales de la Edad Media, desde finales del siglo XIII en adelante. En los Grundrisse (1857-1858), asocia este desarrollo con el surgimiento del «comercio terrestre y marítimo a gran escala», especialmente en «las ciudades italianas, Constantinopla, en las ciudades flamencas, holandesas y algunas españolas, como Barcelona».<sup> 58</sup> También afirma allí que el «capital como capital comercial o como capital monetario» surgió por primera vez en las formaciones sociales correspondientes «precisamente donde el capital», es decir, el modo de producción capitalista, «aún no era el elemento predominante».<sup> 59</sup>
En el tomo I de El Capital (1867), Marx afirma que los primeros indicios de la producción capitalista se desarrollaron en Europa, en diversas formaciones sociales feudales alrededor de la cuenca mediterránea, ya en los siglos XIV o XV.<sup> 60 </sup> Allí asocia el modo de producción capitalista no solo con la conversión de productos en mercancías, pues esto ya ocurría en cierta medida en modos de producción anteriores, sino también con la conversión de los hombres en productores de mercancías.<sup> 61</sup> Marx reconoce que esto también existió, aunque a pequeña escala, en formaciones sociales precapitalistas dominadas por modos de producción anteriores. Marx insiste en que, en estas formaciones sociales, si bien existía la producción capitalista, esta ocupaba un lugar subordinado, cuya importancia, sin embargo, aumenta a medida que dichas formaciones sociales se acercan a su disolución.<sup> 62</sup>
Para plasmar esta idea, al analizar el desarrollo del capitalismo en Inglaterra, Marx habla del modo de producción capitalista surgiendo de forma intermitente, local o esporádica en los poros o intersticios de la formación social inglesa, para luego crecer, desarrollarse y expandirse con el tiempo. Por ejemplo, en los Grundrisse, como señala Eric Hobsbawm, Marx afirma que «el capital aparece al principio de forma esporádica o local, junto a los antiguos modos de producción, mientras los va transformando poco a poco en todas partes».<sup> 63</sup> Marx también afirma allí que las manufacturas producidas bajo el modo de producción capitalista «pueden desarrollarse esporádicamente, localmente, en un marco que aún pertenece a un período muy diferente», es decir, a una formación social feudal.<sup> 64</sup>
De manera similar, en su análisis de la renta capitalista de la tierra en el tomo III de El Capital, Marx sostiene que la característica distintiva de las «formaciones sociales» (Gesellschaftsformen) precapitalistas es que, dentro de ellas, «no es el capital quien ejerce la función de imponer todo el trabajo excedente y apropiarse directamente de toda la plusvalía». Argumenta, además, que en estas primeras formaciones sociales el «capital», es decir, el modo de producción capitalista, «aún no ha sometido completamente», sino solo «esporádicamente, el trabajo social a su control». <sup>65</sup> Esto indica claramente que Marx asociaba la noción de formación social con la de una combinación de dos modos de producción diferentes. Reconoció que el modo de producción capitalista existía en las formaciones sociales feudales de la Edad Media, pero solo esporádicamente. Aún no había alcanzado el dominio que lograría posteriormente, momento en el que resulta apropiado hablar de la transición de una formación social feudal a una capitalista.
En El Capital, tomo III , Marx también se refiere a un «método particular de subsunción» que, según él, caracterizaba los «modos de producción dominantes anteriores» que existían en las formaciones sociales precapitalistas de Europa Occidental. Sostiene que las formaciones sociales medievales estaban dominadas por el modo de producción feudal, razón por la cual empleamos los términos «feudal» y «feudalismo» para referirnos a ellas. Esto no significa, sin embargo, que las relaciones de producción características de otros modos de producción estuvieran ausentes, ni mucho menos que debieran estarlo, porque la sociedad en cuestión se caracteriza correctamente como feudal. Al contrario, Marx reconoce que otras «relaciones de producción que en absoluto se correspondían» con el modo de producción feudal estaban presentes en estas formaciones sociales medievales, y no se podía decir que estuvieran «completamente al margen» de este. Más bien, argumenta Marx, estas otras relaciones de producción, aunque innegablemente presentes, deben considerarse «subsumidas bajo las relaciones de producción feudales», que eran dominantes con respecto a ellas. Como ejemplo de ello, Marx cita el caso de las «tenencias en común» en Inglaterra, que, según afirma, «comprendían meramente obligaciones monetarias» y que, en consecuencia, podrían considerarse «feudales solo de nombre». 66
Marx hace observaciones similares en la tercera parte de sus Teorías de la plusvalía, al comentar las ideas de Richard Jones, especialmente, aunque no exclusivamente, su teoría de la renta capitalista de la tierra.<sup> 67</sup> Allí, Marx argumenta que la «propiedad de la tierra», que por supuesto existía en la formación social precapitalista de la Inglaterra medieval, se había «modificado» como consecuencia del surgimiento del modo de producción capitalista. Se había transformado al entrar en contacto con las que ahora son «las relaciones de producción dominantes».<sup> 68</sup>
Al analizar las ideas de Richard Jones, Marx tenía claramente presente la noción, expresada en el pasaje de la Ilustración general de los Grundrisse, de una formación social con un sistema económico compuesto por dos modos de producción. Lo que dice sobre Jones y sus ideas puede considerarse una elucidación de las ideas contenidas en dicho pasaje. Marx sostiene que la presencia de estos dos modos diferentes dentro de este sistema económico y su interacción mutua afectan el carácter de cada uno. Esta idea se recoge muy bien en el concepto de «articulación», tal como lo entienden los marxistas estructuralistas, aunque el propio Marx no utilice esta palabra en particular, ni un término equivalente en alemán. En sus observaciones sobre Jones, Marx sugiere que solo «cuando el modo de producción capitalista se ha vuelto predominante» en una sociedad determinada, o «cuando no existe meramente de forma esporádica, sino que ha subordinado al modo de producción de la sociedad» en su conjunto, podemos hablar propiamente de la presencia de una formación social capitalista. <sup>69</sup>
Marx aprobaba la visión de Jones de que el capital debía concebirse como una «relación de producción». También le agradaba que Jones «enfatizara» que el capital, entendido de esta manera, es «la forma básica del capital» en la sociedad del siglo XIX. Es, afirma Marx, haciéndose eco una vez más de las ideas expresadas en el pasaje de la Ilustración general de los Grundrisse citado anteriormente, la forma específica del capital que «confiere a todo el proceso de producción social su carácter distintivo», que «lo domina» y que, en consecuencia, «revoluciona todas las relaciones sociales y políticas». Marx elogiaba a Jones por su opinión de que es el capital en este sentido, es decir, el capital industrial, el que «se enfrenta al trabajo asalariado y paga salarios». Sin embargo, al mismo tiempo, Marx también señala que en las formaciones sociales precapitalistas el capital «cumple otras funciones y aparece en otras formas, subordinadas e históricamente anteriores». 70 Marx se refiere aquí a «todo el proceso de producción social» dentro del sistema económico de una formación social particular, es decir, su «sistema económico» en el sentido del término de Laclau, que Marx supone que contiene más de un modo de producción.
Marx empleó la distinción de Adam Smith entre trabajo productivo e improductivo en este sentido, aunque afirma que «el significado completo de esta diferencia» solo se encuentra en la obra de Jones.<sup> 71</sup> En su opinión, Jones observa acertadamente que el trabajo productivo, que es la fuente de los valores de cambio de las mercancías, «es característico del modo de producción capitalista», mientras que el trabajo improductivo, que no participa en la producción de mercancías para el intercambio en un mercado, «pertenece a modos de producción anteriores», que siguen presentes en la misma formación social.<sup> 72</sup> Marx acepta que el trabajo improductivo, en este sentido específico, existía en la formación social capitalista de Inglaterra en su época. Sin embargo, argumentó que «simplemente desempeña un papel subordinado» y está «restringido» a «esferas» de la actividad social «que no se ocupan directamente de la producción de riqueza» en forma de mercancías. 73 Una vez más, encontramos aquí una alusión por parte de Marx a la idea de la existencia de dos modos de producción diferentes y de las relaciones de producción asociadas a cada uno de ellos. Marx habla, en este sentido, del predominio de uno y de la subordinación del otro.
De manera similar, en respuesta a las opiniones de Jones sobre la esclavitud, Marx observa que, mientras la esclavitud sea predominante en una formación social determinada, la relación capitalista solo puede ser esporádica y subordinada, nunca dominante.<sup> 74 </sup> Una vez más, emplea el lenguaje de la dominación y la subordinación de las relaciones sociales asociadas a dos modos de producción distintos, que pueden coexistir en una misma formación social: en este caso, el modo de producción esclavista y el capitalista.
En conclusión, Marx argumenta que, si bien es cierto que el capitalismo como modo de producción surgió en Europa a finales de la Edad Media, ya en el siglo XIV, esto no se aplica al capitalismo como formación social. La primera formación social que podría describirse propiamente como capitalista surgió más tarde, después de que el modo de producción capitalista se hubiera afianzado en la sociedad medieval, se hubiera expandido, desarrollado y, finalmente, se hubiera vuelto dominante. Como afirma Marx en los Grundrisse, «aunque encontramos los primeros indicios de producción capitalista ya en los siglos XIV o XV, esporádicamente, en ciertas ciudades del Mediterráneo», sin embargo, la era capitalista propiamente dicha, que comprende la primera formación social capitalista, en el sentido estricto del término, data del siglo XVI.<sup> 75</sup> Marx sugiere que esta transición tuvo lugar por primera vez en la Inglaterra del siglo XVI y que estuvo asociada al desarrollo del modo de producción capitalista en la agricultura, especialmente, aunque no exclusivamente, al comercio de la lana. 76 Como señala Marx, este fenómeno fue claramente registrado por Sir Thomas More en su Utopía en 1516. 77
Marx aceptó, por lo tanto, que la producción de mercancías bajo el modo de producción capitalista puede darse en formaciones sociales precapitalistas. Reconoció que puede ocurrir en aquellas formaciones sociales donde «la gran masa de los objetos producidos se destina a las necesidades inmediatas de sus productores» y, en consecuencia, no se «convierten en mercancías [énfasis mío – TB ]». <sup>78 </sup> Admitió que la producción de mercancías mediante el «trabajo asalariado libre» puede darse en formaciones sociales donde «la producción social aún no está, ni mucho menos, dominada en su totalidad por el valor de cambio». <sup> 79</sup> Aunque parezca paradójico, una implicación lógica de estas observaciones es que, en opinión de Marx, el modo de producción capitalista puede estar presente en formaciones sociales que no son capitalistas. Barry Hindess y Paul Hirst han afirmado que, si bien «ciertos elementos del modo de producción capitalista pueden estar presentes en la sociedad feudal, el modo de producción capitalista en sí mismo no puede».<sup> 80</sup> Sin embargo, Marx evidentemente no compartía esta opinión.
5. El concepto de formación social en el debate sobre la transición
La evaluación anterior de las ideas de Marx sobre el concepto de formación social tiene implicaciones para nuestra comprensión de sus puntos de vista sobre la transición del feudalismo al capitalismo, así como para la valoración de las diversas contribuciones al debate sobre dicha transición, en la medida en que se basan en una interpretación particular de su marco teórico. Aquí sostengo que, en opinión de Marx, la distinción entre el concepto de formación social y el de modo de producción no solo resulta útil para quienes desean comprender la transición del feudalismo al capitalismo en Inglaterra desde finales del siglo XV, sino que, más aún, Marx la consideraba esencial para lograr dicha comprensión.
Existe, por supuesto, una amplia bibliografía que aborda este tema. <sup>81</sup> Sin embargo, gran parte de ella adolece de que quienes han contribuido a ella no tratan explícitamente la distinción que Marx establece entre el concepto de modo de producción y el de formación social. Tampoco parecen considerar el concepto de formación social como de gran relevancia. Al menos, no lo invocan explícitamente, aunque (como Maurice Dobb) lo hagan de forma implícita.
Parece ser generalmente aceptado que el período de la historia inglesa en el que tuvo lugar la transición del feudalismo al capitalismo (agrario) abarcó aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XV hasta la Revolución Inglesa de 1640-1649, es decir, entre 1450 y 1650. Marx, sin duda, compartía esta opinión. Por lo tanto, no sería preciso describir la sociedad inglesa de este período de transición como exclusivamente feudal ni exclusivamente capitalista. Más bien, los historiadores que deseen aplicar el marco teórico de Marx necesitan una etiqueta descriptiva alternativa, o alguna otra forma de captar teóricamente la noción de una sociedad en transición. Marx sugiere que la distinción entre el concepto de modo de producción y el de formación social ofrece la solución a este problema.
Como hemos visto, Marx sostenía que la caracterización de una formación social como feudal o capitalista no depende tanto de la presencia o ausencia de los modos de producción feudal o capitalista, sino más bien, suponiendo que ambos estén presentes, de cuál de los dos sea dominante. Por supuesto, como señaló Terence Byres, aún queda por determinar qué se requiere para que un modo de producción sea dominante.<sup> 82</sup> Sin embargo, dejando de lado esta cuestión, Marx evidentemente creía que si una sociedad o formación social en su conjunto ha de caracterizarse como feudal o capitalista, entonces uno de estos dos modos de producción debe ser dominante con respecto al otro.
Como vimos anteriormente, una lectura superficial del Prefacio de Marx a la Contribución a la crítica de la economía política podría dar la impresión errónea de que Marx creía que una formación social determinada en un momento dado se asocia con un solo modo de producción. Sin embargo, esta visión es evidentemente problemática. Tampoco es una visión que Marx compartiera, lo cual no sorprende, dadas las obvias dificultades que conlleva. Estas dificultades se ilustran con el caso de Inglaterra en el período de transición. Pues si fuera cierto que una formación social determinada en un momento dado se asocia con un solo modo de producción; y si se aceptara que Inglaterra en el siglo XVI, por ejemplo, pudiera describirse como una formación social en transición (es decir, ni feudal ni capitalista); entonces se deduce que debió haber existido un solo modo de producción dentro de su sistema económico en ese momento; y también se deduce que este único modo de producción no pudo haber sido ni el modo de producción feudal ni el capitalista. Por lo tanto, el sistema económico que existía en la Inglaterra del siglo XVI debe asociarse con la noción de un supuesto «modo de producción transitorio».
Este problema fue abordado por Maurice Dobb, quien, en su debate con Paul Sweezy sobre el surgimiento y desarrollo del capitalismo, expuso las dificultades teóricas asociadas a este. En sus Estudios sobre el desarrollo del capitalismo, Dobb pregunta: «¿Cómo debemos hablar del sistema económico» que existió en Inglaterra entre la desintegración final del feudalismo y finales del siglo XVI? Pues se trata de un período que «parece no haber sido ni feudal ni capitalista en lo que respecta a su modo de producción».<sup> 83</sup> Dobb coincidió en que el sistema económico que existía en la sociedad inglesa en aquel entonces podría considerarse plausiblemente «de transición». Sin embargo, criticó a Sweezy por sugerir que este sistema económico podría asociarse a un solo modo de producción, o a «un modo de producción distinto, sui generis, que no es ni feudal ni capitalista».<sup> 84</sup> Dobb sostuvo, con razón, que argumentar de esta manera sería un «procedimiento imposible» para cualquier marxista. Su conclusión fue que, en última instancia, estos dos siglos de historia inglesa (aproximadamente 1450-1650) quedan, teóricamente hablando, «en un limbo incómodo». En lo que respecta al desarrollo histórico de la sociedad inglesa, «deben clasificarse como híbridos sin hogar».<sup> 85</sup> En mi opinión, Marx creía que establecer la distinción entre el concepto de modo de producción y el de formación social ofrece una solución a este problema.
Aunque Dobb no lo hace explícitamente en sus Estudios, podría argumentarse que él también recurre a esta distinción conceptual, aunque sea implícitamente, al abordar el problema de la transición del feudalismo al capitalismo. Terence Byres ha señalado su uso del concepto de formación social al analizar el desarrollo del capitalismo en Inglaterra, y acertadamente indica que Dobb emplea, si bien implícitamente, la idea de formación social en sus Estudios.<sup> 86</sup> Al igual que Marx, en el pasaje de la Ilustración general de los Grundrisse, Dobb argumenta que, «salvo intervalos de transición relativamente breves, cada período histórico», y el tipo particular de sociedad con el que se asocia, «se moldea bajo la influencia preponderante de una única forma económica, más o menos homogénea», es decir, un modo de producción particular.<sup> 87</sup> Por lo tanto, el tipo particular de sociedad en cuestión debe «caracterizarse según la naturaleza de este tipo predominante de relación socioeconómica».
En sus Estudios, Dobb afirma que para los marxistas el «interés principal» no reside en la primera aparición de una nueva forma económica, como por ejemplo el modo de producción capitalista en la Edad Media. Tampoco la mera aparición de este nuevo modo de producción, considerada aisladamente, justifica que se describa el período siguiente con un nombre nuevo. Esto se debe a que habrá un período en el que, si bien el nuevo modo de producción estará presente, aún no se habrá vuelto dominante. En palabras que recuerdan claramente a las empleadas por Marx en el pasaje de la iluminación general de los Grundrisse, Dobb sostuvo que de «mucho mayor importancia» es la etapa del desarrollo histórico en la que la nueva forma ha alcanzado proporciones que le permiten dejar su huella en toda la sociedad.<sup> 88</sup>
En vista de estas observaciones, me parece que Byres tiene razón al afirmar no solo que Maurice Dobb poseía la idea de una formación social, sino también que utilizó este concepto en sus Estudios al explicar las ideas de Marx sobre el surgimiento y desarrollo del capitalismo en Inglaterra. Lo interesante aquí, sin embargo, es que no lo hizo de forma explícita ni plenamente consciente. En particular, no emplea el término «formación social», ni ningún otro término técnico para expresar el concepto correspondiente. Más bien, Dobb hablaba simplemente de la «sociedad» inglesa en el período de transición. Es decir, utiliza un término cotidiano preexistente en un sentido técnico, cuyo significado completo queda oscurecido precisamente por ser tan familiar. Resulta tentador sugerir que lo mismo ocurre en el caso de Marx. Sin embargo, me parece que hacerlo sería un error. En el caso de Marx, a diferencia del de Dobb, la asociación del significado de los términos «Gesellschaft» y «Gesellschaftsformen», o «sociedad» y «formación social», en el pasaje de la iluminación general de los Grundrisse, con el principio de combinación modal, no se realiza de forma implícita. Al contrario, se realiza de forma explícita.
Dobb identificó un problema significativo para los marxistas interesados en explicar la transición del feudalismo al capitalismo. Sin embargo, como indica su referencia a los «híbridos sin hogar» teóricos al hablar del período de transición, no pudo resolver este problema a su entera satisfacción, precisamente porque carecía del vocabulario técnico necesario. Es decir, no explicitó, o no lo hizo suficientemente, la distinción entre el concepto de modo de producción y el de formación social.
Marx sugiere que el problema de comprender teóricamente la sociedad inglesa durante el período de transición, a lo largo de los siglos XV y XVI, solo puede resolverse si se establece la distinción conceptual entre un modo de producción y una formación social. En su opinión, al intentar explicar el surgimiento y el posterior desarrollo del capitalismo en Inglaterra, no es necesario invocar la idea de un tercer modo de producción, un modo de transición, junto con los modos feudal y capitalista. Basta con aceptar que, como Marx señaló repetidamente, ambos modos de producción pueden coexistir en una misma sociedad. Esto es, precisamente, lo que nos permite hacer el uso del término técnico «formación social». De hecho, precisamente por su asociación con la noción de combinación modal, nos obliga (lógicamente) a ello.
6. Reevaluando la contribución del marxismo estructuralista
La exposición anterior sobre el papel que desempeña el concepto de formación social en el pensamiento de Marx acerca del surgimiento y desarrollo del capitalismo tiene implicaciones para nuestra comprensión de lo que él dice sobre el concepto de «sociedad» en el Prefacio a Contribución a la crítica de la economía política, y por ende, también para nuestra comprensión de los conceptos que están (o deberían estar) asociados con el marxismo clásico.
Anteriormente, al analizar las ideas de Balibar, destaqué dos conceptos fundamentales en su concepción de la sociedad como formación social: el principio de interacción recíproca y el de combinación modal. La idea de que el primero de estos principios está presente, y no ausente, en la visión marxista de la sociedad en el Prefacio parece gozar de amplia aceptación, al menos entre quienes no son hostiles al marxismo. Esto se refleja en que las ediciones más recientes de este texto traducen el término «Bestimmen» de Marx como «condiciones» en lugar de «determines». En otras palabras, como bien señalan Louis Althusser y Étienne Balibar, las ideas asociadas al marxismo, tal como se presentan en el Prefacio, no deben asociarse al determinismo económico.
Sin embargo, yendo más allá, podría argumentarse que la noción de combinación modal, y por ende la de sociedad como formación social, también está presente en el Prefacio de Marx. Pues cuando Marx habla de diferentes «sociedades», o diferentes tipos de sociedad, no debe asumirse que daba por sentado que en ellas existiera un único modo de producción. Como hemos visto, todo lo que Marx afirma en otros pasajes sobre el surgimiento y desarrollo del capitalismo en Europa desde finales de la Edad Media indica que no compartía esta idea.
La traducción al inglés del Prefacio incluida en la reciente edición de las Obras Completas de Marx y Engels lo deja muy claro, al presentar el texto original en alemán de Marx afirmando que «ninguna formación social [Gesellschaftsformation] se destruye jamás antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las que es suficiente, y las nuevas relaciones de producción superiores nunca sustituyen a las antiguas antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el marco de la vieja sociedad [énfasis mío – TB ]». <sup>89</sup> Además, como señala Balibar, un uso similar se encuentra también en las traducciones francesas del Prefacio de Marx, que emplean el término «formation sociale» en este contexto.<sup> 90</sup>
Las observaciones anteriores tienen implicaciones para nuestra evaluación de la contribución al marxismo realizada por los colaboradores de *Reading Capital*. Apoyan la idea de que, si bien esta contribución no carece por completo de importancia, no debe exagerarse su relevancia. En mi opinión, Perry Anderson sí la exagera cuando afirma que fue Louis Althusser quien «inventó» la «distinción entre modo de producción y formación social» y que, al hacerlo, constituyó un «avance historiográfico» en la historia del marxismo.<sup> 91</sup>
Me parece que la contribución de Étienne Balibar fue al menos tan significativa como la de Althusser. Sin embargo, para el propósito de este análisis, eso no viene al caso. Lo más importante aquí es que ni Althusser ni Balibar idearon un concepto totalmente nuevo, el de formación social, y lo añadieron al léxico del marxismo. Más bien, lo que hacen los autores de «Leyendo El Capital» es llamar la atención de sus lectores sobre la existencia de un concepto que ya aparece en los escritos del propio Marx, pero cuya importancia se ha pasado por alto o a la que no se le ha prestado suficiente atención, sobre todo por quienes se basan en una lectura superficial del Prefacio de Marx.
Como ya mencioné, según Perry Anderson, el concepto de formación social «tenía poca o ninguna vigencia en el marxismo antes de Althusser». <sup>92</sup> Dejando de lado la cuestión de la identidad del responsable de esta supuesta innovación conceptual, al hacer esta observación, Anderson no distinguió, como debería haber hecho, entre el concepto en sí y el término empleado para expresarlo, ya sea en alemán, francés o inglés. En lo que respecta al concepto, la afirmación de Anderson me parece inverosímil, dado que este se encuentra claramente en los escritos de Marx, no solo en el pasaje de la iluminación general de los <i>Grundrisse</i>, sino también (como hemos visto) en otros pasajes.
Tampoco podría decirse que la contribución del marxismo estructural al marxismo consistiera en acuñar un nuevo término técnico («formation sociale»: «formación social»), ni en introducir un nuevo vehículo para expresar técnicamente un concepto ya conocido. Pues los términos alemanes «Gesellschaft» y «Gesellschaftsformen», empleados por Marx en lo que he denominado el pasaje de la iluminación general de los Grundrisse, tienen un significado muy similar al de los términos franceses «société» y «formation sociale» en los escritos de Althusser y Balibar.
Perry Anderson ha sugerido que la contribución del marxismo estructuralista no radicó tanto en la introducción de un nuevo término o expresión lingüística en el léxico de la historiografía marxista, pues reconoce que Marx ya había empleado el término «Gesellschaftsformen», con un significado muy similar al del concepto de «formación social» en Lectura de El Capital, en el pasaje de la iluminación general de los Grundrisse. Más bien, implicó una alteración del significado del concepto expresado por este término. Según Anderson, entonces, el significado que el concepto de formación social tiene para los marxistas estructuralistas difiere significativamente del significado que tiene para Marx en los Grundrisse.<sup> 93</sup> He intentado demostrar que esta visión es errónea.
Mi conclusión es que las ideas asociadas al concepto de formación social, al desligarlas de la innecesaria fraseología de la filosofía estructuralista con la que se las vincula en *Leyendo El Capital*, se entienden mejor como una continuación de las de Marx, más que como una ruptura con ellas. No constituyen una adición al marco teórico de Marx, ni representan un avance o desarrollo significativo, ni conceptual ni terminológico. Como sugiere Balibar, pretendían ser (y son) simplemente una reformulación de las ideas del propio Marx, aunque quizás con un énfasis mayor. Aun así, dado que el *Prefacio* de Marx se lee y se entiende con tanta frecuencia de forma superficial, como se indicó anteriormente, podría decirse que esta reformulación fue significativa porque desafió esa lectura «ortodoxa» y la comprensión del marxismo con la que se asocia.
7. Conclusión
Una de las razones por las que algunos marxistas han rechazado el concepto de formación social es por lo que consideran sus indeseables asociaciones con la filosofía estructuralista de finales del siglo XX en Francia, cuyos presupuestos filosóficos (es decir, ontológicos y epistemológicos), tal como se exponen especialmente en los escritos de Louis Althusser, son considerados por ellos incompatibles con los del marxismo clásico.
La hostilidad hacia Althusser y el marxismo estructuralista, debido a su «teoretismo ahistórico»<sup> 94</sup> o a la «abstrusividad» del lenguaje que emplea<sup> 95</sup> , quizá haya influido en algunos comentaristas, llevándolos a pensar que el concepto mismo de formación social no resulta útil para los historiadores marxistas. Esto se cumple en el caso de Jairus Banaji y Ellen Meiksins Wood, aunque no en el de E. P. Thompson. <sup>96 </sup> Me parece, sin embargo, que Marx habría considerado esto un error, si bien comprensible, dada la afirmación de Barry Hindess y Paul Hirst, dos seguidores de Althusser en la década de 1970, de que «el estudio de la historia carece de valor no solo científico, sino también político».<sup> 97</sup>
El concepto de formación social, que abarca tanto la noción de interacción recíproca como la de combinación modal, no debe asociarse de forma única ni necesariamente con el marxismo estructuralista de la década de 1960. Puede desligarse de cualquier asociación que erróneamente se le pudiera atribuir con esa versión particular del marxismo. Tanto la frase como el concepto mismo, con un significado muy similar al que tiene para los autores de «Leyendo El Capital», se encuentran en los escritos del propio Marx, especialmente, aunque no exclusivamente, en los Grundrisse. He argumentado que resulta esencial para una comprensión adecuada de las ideas de Marx sobre la transición del feudalismo al capitalismo.
Eric Hobsbawm ha afirmado que el concepto de formación social está «ya implícito» en la obra de Marx. <sup>98</sup> Sin embargo, me parece que el uso que Marx hace de este concepto es explícito, no implícito. Esto se desprende claramente de lo que Marx expone en el pasaje de la Ilustración general de los <i>Grundrisse</i>, que encabeza este artículo. El término alemán que Marx emplea allí para expresar explícitamente este concepto es «Gesellschaftsformen». En este punto coincido con Terence J. Byres y Arif Dirlik, quienes han sostenido (de forma independiente) que Marx emplea el concepto explícitamente en sus escritos.<sup> 99</sup>
Harvey Kaye, en *The British Marxist Historians*, cita la observación de Eric Hobsbawm, realizada en una entrevista en la década de 1970, de que Louis Althusser «prácticamente no tiene nada que decir a los historiadores» .¹⁰⁰ Esto puede ser cierto. Sin embargo, Hobsbawm también consideró importante publicar una selección de aquellos extractos de los *Grundrisse* de Marx en los que este analiza las «formaciones económicas precapitalistas».¹⁰¹ Creo que Hobsbawm habría simpatizado con la idea de que el concepto de formación social podía, en principio, desligarse de cualquier asociación que erróneamente pudiera tener con Louis Althusser o con el marxismo estructuralista.
Parafraseando a Marx en el epílogo de la segunda edición alemana de El Capital, tomo I , el concepto de formación social podría considerarse el núcleo racional que subyace a la envoltura mística del marxismo estructuralista. <sup>102 </sup> Entiendo que esto es a lo que se refiere Chris Wickham cuando afirma, en un pasaje citado anteriormente, que «casi el único legado perdurable del momento althusseriano en la historiografía marxista ha sido el reconocimiento de que los modos de producción pueden coexistir fácilmente», pero que en una sociedad particular «solo uno de ellos dominará» en «la “formación social” en su conjunto».<sup> 103</sup> Sin embargo, en mi opinión, este no es en absoluto el legado de Louis Althusser ni del marxismo estructuralista. Es, más bien, el legado del propio Marx y del marxismo clásico.
Reconocimiento
Quisiera agradecer a tres revisores anónimos por los comentarios extremadamente útiles que me han brindado en relación con este artículo.
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- Wickham , Chris 1984 , ‘La otra transición: del mundo antiguo al feudalismo’,Pasado y presente,103:3-36.
- Wickham , Chris 1985 , ‘La singularidad de Oriente’, en Byres y Mukhia (eds.) 1985.
- Wickham , Chris 2005 ,Enmarcando la Alta Edad Media: Europa y el Mediterráneo, 400–800,Oxford:Oxford University Press.
- Wickham , Chris 2008 , ‘Fuerzas productivas y la lógica económica del modo de producción feudal’,Materialismo histórico,16,2:3–22.
- Wickham , Chris 2015 , ‘Pasajes al feudalismo en la Escandinavia medieval’, en da Graca y Zingarelli (eds.) 2015.
- Wilde , Lawrence e Ian Fraser 2011 , ‘Capitalismo’, en Fraser y Wilde 2011.
- Williams , Raymond 1977 , ‘Determinación’, enMarxismo y literatura,Oxford:Oxford University Press.
Marx 1973, pág. 107; traducción modificada.
Para la contribución italiana, véase Luporini y Sereni (eds.) 1976; Simoni 2006; y Riva 2009. Agradezco a un revisor anónimo por señalarme estas fuentes.
Althusser 2005; Althusser 2015a y 2015b.
Rey 1971; Rey 1973; Rey 1982; véase también Foster-Carter 1978.
Resnick y Wolff 2002; Resnick y Wolff 2006.
Meiksins Wood 2000, págs. 65, 69.
Por ejemplo, Althusser 2015b, págs. 245, 343; Meiksins Wood 2000, págs. 65, 69; Thompson 1981, pág. 157; Thompson 1978a, págs. 151-152; Thompson 1978b, págs. 261, 264. Para conocer las opiniones de Ellen Meiksins Wood y E. P. Thompson, véase Burns 2021.
Uno de los revisores de este artículo me ha hecho notar que el concepto no solo se «redescubrió» en la década de 1960 en los escritos de marxistas estructuralistas franceses, sino que la idea estaba presente en general por aquel entonces. Por ejemplo, también se observa interés por el concepto en la obra de Julian Hochfeld (sociólogo polaco), siguiendo la línea de Oskar Lange. Véase Hochfeld 1965 y Lange 1963.
Althusser, Balibar, Establet, Macherey y Rancière 2015.
Por ejemplo, Hindess y Hirst 1975; Hindess y Hirst 1977; Cutler, Hindess, Hirst y Hussain 1977.
Anderson 1980, pág. 67.
da Graca y Zingarelli 2015.
Lenin 2009. Analizo el papel que desempeña este concepto en el pensamiento de Lenin en Burns 2022.
Anderson 1980, págs. 67–8; Blackledge 2006, pág. 164; Wickham 1984, pág. 7; Wickham 2008, pág. 8.
Anderson 1980, pág. 67; Marx 1973, pág. 107; Althusser 2015b, pág. 343.
Anderson 1980, pág. 67.
Balibar 2015, págs. 365–6.
Marx 2010, págs. 19–26.
Anderson 1980, pág. 68; Harvey 2006, págs. 25–6.
Anderson 1980, pág. 68.
Williams 1977, págs. 83–4.
Althusser 2015a, pág. 60; Althusser 2015b, págs. 247, 252, 334; Balibar 2015, págs. 365, 385, 389, 406, 415, 477.
Balibar 2015, pág. 366, n. 5.
Althusser 2015b, págs. 245, 333; Balibar 2015, págs. 362, 365, 381, 408, 415.
Haldon 1993, pág. 8.
Poulantzas 2018, pág. 15.
Anderson 1980, pág. 67.
Balibar 2015, pág. 366, n. 5.
Hobsbawm 1978.
Laclau 1971, pág. 32.
Ibídem.
Laclau 1971, pág. 33.
Foster-Carter 1978, pág. 50.
Balibar 2015, págs. 365–6; Dirlik 1985, pág. 216; Haldon 1993, pág. 102.
Wickham 1984, pág. 7.
Véase Burns 2021 para más información.
Dirlik 1985, pág. 216.
Haldon 1993, págs. 58, 60, 102; Haldon 2011, pág. 46; Haldon 2013, págs. 39–40, 65; Haldon 2015, págs. 208–9, 211, 216, 219, 235; Küttler 2011. Para Thompson, véase Burns 2021.
Fraser y Wilde 2011.
Blackledge 2006; Callinicos 2004; Cohen 1978; Kaye 1984; Rigby 1987; Shaw 1978.
Banaji 2010; Meiksins Wood 2000. Véase Burns 2021 y Burns 2022.
Bottomore 1991, pág. 500.
Callinicos 2004, pág. 41.
Byres 1985, pág. 6.
Anderson 1986; Anderson 1988.
Wickham 1984, pág. 8; Wickham 1985, pág. 169.
Dobb 1975, págs. 11, 19. Véase más abajo.
Anderson 1986, pág. 22.
Anderson 1980, pág. 67.
Anderson 1980, pág. 68.
Wickham 1984, pág. 7.
Wickham 1984, pág. 8.
Ibídem.
Wickham 1984, pág. 4; véase también Wickham 2015, págs. 141, 143, 145; da Graca 2015; da Graca y Zingarelli 2015, pág. 22.
Hilton (ed.) 1980; Hilton 1985a, pp. 1–9; véase también Hilton 1985b, pp. 2, 10, 13, 41–2, 106, 154, 156. Las opiniones de Hilton sobre el tema requieren un tratamiento aparte.
Wickham 1984, págs. 7–8; Wickham 1985, págs. 169, 189.
Desai 1991; Wilde y Fraser 2011. Agradezco a un revisor anónimo por haberme llamado la atención sobre esto.
Marx 1973, pág. 510.
Marx 1973, pág. 108.
Marx 1974a, pág. 669.
Marx 1974a, pág. 83.
Ibídem.
Marx 1973, pág. 510; Hobsbawm 1978, pág. 48.
Marx 1973, pág. 505; véanse también las págs. 108, 256, 276–7, 469, 495, 506, 511, 858–9.
Marx 1974b, pág. 783.
Marx 1974b, pág. 876.
Marx 1972, págs. 399–452.
Marx 1972, pág. 399.
Marx 1972, pág. 420.
Marx 1972, pág. 427.
Marx 1972, pág. 426.
Ibídem.
Ibídem.
Marx 1972, pág. 419.
Marx 1974a, pág. 6.
Marx 1974a, pág. 670.
Marx 1974a, págs. 578, 673, 687.
Marx 1974a, pág. 166.
Ibídem.
Hindess y Hirst 1975, pág. 263; véase también Hirst 1985, págs. 103–4.
Por ejemplo, Dobb 1975; Hilton (ed.) 1980; Brenner 1977; Aston y Philpin (eds.) 1985.
Byres 1985, pág. 7.
Dobb 1975, pág. 19.
Dobb 1980, pág. 62.
Ibídem.
Byres 1985, pág. 8; Dobb 1975, pág. 11; véase también Kaye 1984, págs. 37–8.
Dobb 1975, pág. 11.
Ibídem.
Marx 2010, pág. 263.
Balibar 2014, pág. 649.
Anderson 1980, págs. 67–8.
Anderson 1980, pág. 67.
Esta es también la opinión de Ellen Meiksins Wood. Véase Burns 2021.
Thompson 1981, pág. 196; véase también Bernstein 2013, pág. 326; Nield y Seed 1979.
Dirlik 1985, pág. 225, n. 11.
Véase de nuevo Burns 2021; Burns 2022.
Hindess y Hirst 1975, pág. 312.
Hobsbawm 1978, pág. 59.
Byres 1985, pág. 7; Dirlik 1985, pág. 225, n. 11.
Kaye 1984, pág. 209; Hobsbawm 1978–9, pág. 123.
Hobsbawm 1978.
Marx 1974a, pág. 29.
Wickham 2008, pág. 8; véase también Blackledge 2006, pág. 164.
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