The China Academy, 12 de Noviembre de 2025

Nota del editor: El nuevo XV Plan Quinquenal de China da un giro audaz, pasando del crecimiento a la calidad, con el objetivo de duplicar su PIB per cápita. ¿Pero es alcanzable esta meta? Analizamos las fortalezas que sustentan esta elevada ambición, con la perspectiva del profesor Wang Xiangsui.
El 23 de octubre, el gobierno chino publicó la Propuesta para la Formulación del XV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social Nacional. Según Xie Feng, embajador de China en Estados Unidos, este nuevo camino del XV Plan Quinquenal marcará el inicio de una nueva etapa sin precedentes para la modernización al estilo chino.
Entonces, ¿dónde reside exactamente este “nuevo” carácter? El profesor Wang Xiangsui, secretario general de la Fundación CITIC de China para Estudios de Reforma y Desarrollo, ofrece una perspectiva directa: el “14º Plan Quinquenal” hizo hincapié en el crecimiento cuantitativo, mientras que el “15º Plan Quinquenal” se centra en una mejora integral de la calidad del desarrollo.
Si el «14.º Plan Quinquenal» resolvió el desafío de la ampliación de escala del «1 al 10», el «15.º Plan Quinquenal» se dedica a lograr el salto cualitativo del «10 al 100», centrándose directamente en abordar las deficiencias que aún persisten en el desarrollo económico y la construcción social. Un ejemplo de ello son los frecuentes comentarios occidentales sobre el PIB per cápita de China. El «15.º Plan Quinquenal» establece explícitamente el objetivo de que China alcance el nivel de un país moderadamente desarrollado para 2035.
Según los estándares del Banco Mundial, los países con un desarrollo moderado suelen tener un PIB per cápita de entre 20.000 y 30.000 dólares. En 2024, el PIB per cápita de China se situaba en aproximadamente 13.000 dólares. Esto significa que China se ha fijado el objetivo de prácticamente duplicar su nivel de desarrollo, una meta que muchos medios de comunicación occidentales consideran extraordinariamente ambiciosa.
Sin embargo, como señala el profesor Wang, si bien este objetivo parece formidable, China posee plena confianza y una sólida base para lograrlo.
Esta confianza se fundamenta en el desempeño de China durante el período del «14.º Plan Quinquenal». A pesar de los complejos desafíos internos y externos, como la pandemia mundial y las guerras comerciales, China logró una tasa de crecimiento económico anual promedio superior al 5 %. Mientras que el crecimiento económico en Estados Unidos y Europa se estancaba o incluso retrocedía, China consolidó su papel como principal motor del crecimiento económico mundial.
Además, se espera que este impulso continúe, porque las cuatro condiciones fundamentales que permiten el desarrollo de China en medio de la adversidad siguen siendo sólidas y, de hecho, se están reforzando:
1. La ventaja del mercado de gran tamaño
China posee el mayor mercado interno del mundo, con 1400 millones de personas. En 2024, las ventas minoristas totales de bienes de consumo del país superaron los 48,3 billones de yuanes, manteniendo su posición como el segundo mercado más grande del mundo durante muchos años. Además, China está profundamente integrada en el sistema económico global, siendo el principal socio comercial de más de 150 países y regiones. Asimismo, se prevé que la construcción del puerto de Chancay en Perú aumente la eficiencia logística del comercio sudamericano con China en un 50%; mientras tanto, el tren de alta velocidad China-Europa ha realizado más de 65 000 viajes. Esta resiliencia y diversificación económica se fortalecen continuamente gracias al avance de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
2. Un sistema industrial completo
China es el único país del mundo que posee todas las categorías industriales enumeradas en la clasificación industrial de la ONU. Su valor añadido manufacturero representa aproximadamente el 30% del total mundial.
Más importante aún, China no se centra únicamente en los segmentos de alto valor añadido; también hace hincapié en la creación de cadenas de suministro integrales y clústeres industriales. Por ejemplo, el clúster electrónico de Shenzhen-Dongguan alcanza una tasa de aprovisionamiento local del 95 % para componentes de teléfonos móviles, lo que reduce los ciclos de desarrollo de nuevos productos en un 30 %.
Este ecosistema industrial sistemático explica por qué, a pesar de que Apple trasladó algunas líneas de ensamblaje a la India, aún depende de las importaciones de componentes clave procedentes de China. Es también la razón fundamental por la que China puede sostener su crecimiento y mantener su papel insustituible en las cadenas de suministro globales de sectores como los vehículos eléctricos, los semiconductores y las energías renovables.
3. Amplias reservas de talento y un sistema educativo equitativo
China cuenta con el sistema de educación superior más grande del mundo. En 2024, el número de graduados universitarios alcanzó los 12,046 millones, un aumento de 300,000 con respecto a 2023. Entre estos graduados, la proporción de quienes provienen de áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) supera sistemáticamente el 40%, y el número anual de ingenieros que produce China supera la suma de los de Estados Unidos, Japón y Alemania.
Esta ventaja en talento se manifiesta no solo en cantidad, sino también en calidad. En la Competencia Mundial de Habilidades de 2024, la delegación china se alzó con el primer puesto tanto en medallas de oro como en el medallero general. Esta mano de obra industrial altamente cualificada constituye el pilar más sólido que sustenta la transición de China de «Fábrica del Mundo» a «Centro de Innovación».
4. La filosofía china del “largoplacismo”, el factor más ignorado
Las importantes reservas de talento, los clústeres industriales y la escala económica de China son inseparables de diseños institucionales como los Planes Quinquenales y el Plan Quinquenal de Desarrollo Científico y Tecnológico. Este sistema interconectado de planificación a corto, mediano y largo plazo garantiza una mayor continuidad y estabilidad de las políticas en comparación con los sistemas occidentales, lo que permite a China ejecutar proyectos que, si bien pueden ofrecer bajos rendimientos a corto plazo, generan importantes beneficios a largo plazo.
Prácticamente todas las industrias competitivas de China hoy en día son fruto de esta visión a largo plazo. Por ejemplo, la planificación del desarrollo de la industria fotovoltaica, donde Estados Unidos encuentra dificultades para competir con China, se remonta al «Undécimo Plan Quinquenal» de 2006. De igual modo, las políticas industriales del sector de refinación de tierras raras, del que Estados Unidos sigue dependiendo críticamente de China, se formularon e implementaron inicialmente en la década de 1970. En resumen, cuanto más fuerte es una industria china hoy, más arraigadas están sus raíces en la planificación estratégica a largo plazo.
Estados Unidos llegó a poseer parcialmente esta capacidad de visión a largo plazo. Los Laboratorios Bell, por ejemplo, podían invertir en investigación básica sin la presión de obtener beneficios inmediatos, lo que propició invenciones transformadoras como el transistor. Sin embargo, esta capacidad de tener una visión a largo plazo no se basaba fundamentalmente en un enfoque nacional o social a largo plazo; más bien, estaba sustentada en el monopolio de AT&T. En consecuencia, cuando AT&T se dividió en 1984, su orientación en I+D se vio obligada a reorientarse hacia la rentabilidad a corto plazo, lo que le hizo perder su estatus excepcional y pionero. Informes de la Escuela de Negocios de Harvard indican que las empresas estadounidenses que cotizan en bolsa ahora destinan más del 50 % de sus beneficios a la recompra de acciones, en lugar de a la inversión en I+D. Por lo tanto, aunque el monopolio actual de Nvidia en los ecosistemas de hardware de IA es sin duda tan significativo como el dominio pasado de AT&T, el surgimiento de una nueva generación de Laboratorios Bell en Estados Unidos parece una perspectiva lejana.
En resumen, el éxito del XIV Plan Quinquenal de China y la confianza que sustenta el XV Plan Quinquenal no se basan en el desempeño excepcional de ninguna tecnología, industria o factor en particular. En cambio, se derivan de una ventaja sistémica compuesta por la escala del mercado, la integración industrial, los recursos de talento y el diseño institucional.
Por lo tanto, los objetivos de elevar la calidad del desarrollo económico y convertirse en un país de desarrollo medio para 2035 representan simplemente las metas de la fase del XV Plan Quinquenal. Pero para China, el firme compromiso con el pragmatismo y la visión a largo plazo, así como su práctica, constituyen un camino sin fin.
Deja un comentario