Luca Tancredi Barone 5 de noviembre de 2024. IL MANIFESTO -Italia-
«Creo que, al final, tenemos que partir del supuesto de que tenemos que adaptarnos a los fenómenos meteorológicos extremos, pase lo que pase».
Todo apunta a que el cambio climático es el responsable de las inundaciones que se cobraron más de 200 vidas en España la semana pasada. Al mismo tiempo, los científicos se muestran cautos: no se puede atribuir directamente un fenómeno, por catastrófico que sea, al cambio climático, al menos sin haber realizado previamente una investigación exhaustiva al respecto.
Sin embargo, según un análisis preliminar realizado por el grupo mundial de expertos World Weather Attribution (WWA), las lluvias torrenciales son un 12 por ciento más intensas y tienen el doble de probabilidades de ocurrir en comparación con el clima preindustrial, es decir, sin el calentamiento de 1,3 °C que ya ha sufrido el planeta. El análisis es solo preliminar, porque los modelos climáticos aún no se han utilizado para simular un evento de este tipo en un mundo sin calentamiento inducido por el hombre. Sin embargo, la WWA concluyó que el cambio climático era el factor causal más probable, porque una atmósfera más cálida puede contener más humedad, lo que da lugar a lluvias más fuertes.
Utilizando la ecuación de Clausius-Clapeyron, se puede determinar que con un calentamiento global de 1,3 °C, la atmósfera puede contener alrededor de un 9 por ciento más de vapor de agua. Además, según un análisis independiente realizado por Climate Central, otro grupo de especialistas en clima, el cambio climático también hizo que las temperaturas cálidas del océano Atlántico fueran entre 50 y 300 veces más probables, lo que añadió humedad a la tormenta.
Entrevistamos a Isabel Moreno, física, meteoróloga y especialista en cambio climático española. “La cuestión es que estamos en una situación en la que la atmósfera es capaz de retener más vapor de agua, y esto es un hecho incontrovertible”, dijo a il manifesto.
La temperatura del mar Mediterráneo nunca ha sido más alta.
En la costa española, la temperatura del Mediterráneo alcanza hoy los 22 °C. En septiembre, la temperatura era de 30 °C y en Italia, incluso más. Imaginemos lo que podría haber ocurrido si se hubiera producido un fenómeno similar hace un mes. La cuenca mediterránea es donde más se está sintiendo el cambio climático.
¿Por qué?
Estos fenómenos son más propios de la cuenca mediterránea porque interactúan con los vientos y la energía que proviene del mar. Y luego, en la costa sureste de España, el terreno elevado está muy cerca del mar. Este último trae vientos húmedos, que cargan aún más la atmósfera de “combustible”. Y luego el mar, al estar tan cálido, libera su energía: la “cerilla” para encender el fuego. Luego, está el tema de las montañas: tenemos una serie de montañas cerca de la costa española que ayudan a la formación de precipitaciones.
Y luego está el problema de la predicción.
Hacer una predicción sobre una DANA [depresión aislada de alto nivel] es muy complicado porque, en primer lugar, se trata de sistemas bastante erráticos, en los que un pequeño cambio respecto a la posición inicial puede darte un resultado completamente distinto al que habías predicho. Y, además, hay que tener en cuenta que estos sistemas pueden generar en su interior sistemas más pequeños, como por ejemplo tormentas puntuales. Ahí es donde la predicción se complica aún más, porque no es lo mismo saber por dónde circulará un frente, que es relativamente fácil de estudiar, que determinar exactamente dónde se formará una borrasca o una tormenta eléctrica. Se puede estimar cuánta agua puede liberar una DANA, pero es posible que por la situación caótica que hay en la atmósfera, una determinada tormenta eléctrica se quede anclada mucho tiempo en un lugar determinado y acabe dejando caer una enorme cantidad de precipitación.
Pero en este caso, las previsiones han sido bastante fiables.
Sí, y desde muchos días antes. Sabíamos que iba a caer una cantidad importante de precipitaciones y conocíamos las zonas donde podrían producirse, aunque la cantidad de agua que finalmente cayó fue significativamente superior a la elevada cifra que se había pronosticado. Esto es una razón más para actuar. Se pronosticaron 200 l/m², ¡y en algunos lugares se llegó a 600! Para hacernos una idea, al ser el litoral mediterráneo una de las regiones más secas de la cuenca mediterránea, en muchas zonas este volumen de agua es superior a la media de precipitaciones de un año, todo ello en pocas horas. Y además, si cae en zonas urbanas en lugar de en zonas despobladas, la catástrofe está asegurada.
¿Qué deben hacer las autoridades?
Creo que, al final, tenemos que partir de la base de que tenemos que adaptarnos a los fenómenos meteorológicos extremos, pase lo que pase. Es decir, sabemos que están aumentando como resultado del cambio climático y que, con el tiempo, todo irá a peor. Pero incluso si el cambio climático no existiera, tendríamos que adaptarnos a los fenómenos meteorológicos extremos de todos modos. No sabemos cuándo, pero seguro que volverán a ocurrir. Han ocurrido antes. Tenemos que tener planes para que un fenómeno meteorológico extremo no se convierta en una catástrofe. Si hay una alerta roja en vigor, las autoridades deberían darte un permiso para no ir a trabajar. Es necesario establecer protocolos administrativos y medidas económicas. Y para que eso ocurra, se necesitan autoridades políticas que hagan su trabajo.
Publicado originalmente en https://ilmanifesto.it/la-meteorologa-isabel-moreno-la-miccia-de-questi-eventi-e-il-riscaldamento-del-mare el 2024-11-01
Gaceta Crítica 
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