Gaceta Crítica

Por editorial de La Jornada el 23 de octubre de 2024

Cuba atraviesa su mayor crisis energética, con prácticamente toda la isla y 10 de los 11 millones de habitantes sin electricidad. Los apagones que desde hace tiempo se vienen produciendo con mayor frecuencia y duración,El país se convirtió en un colapso total del sistema eléctrico a raíz de la parada de su principal planta termoeléctrica el jueves 17, lo que obligó a suspender las clases y al cierre de casi toda la actividad económica mientras las autoridades y técnicos trabajan para restablecer el suministro eléctrico. La población teme que esta situación pueda derivar en una inminente hambruna por la putrefacción de los alimentos.

La causa inmediata de la crisis radica en la falta de combustible para alimentar sus centrales termoeléctricas, agravada por una situación climática que retrasó la llegada de un barco con fuel oil. Sin embargo, la causa última es la misma que comparten los problemas mayores y menores de la Isla: el bloqueo comercial y financiero impuesto por Washington hace más de seis décadas con el propósito declarado de provocar hambre en la población cubana y obligarla a alzarse contra sus autoridades. Aunque ese siniestro objetivo se ha visto frustrado, las interminables dificultades que tiene que afrontar La Habana para conseguir divisas y adquirir suministros esenciales han llevado al país a una severa escasez de todo lo necesario para la vida cotidiana.

A menudo se piensa que el argumento del bloqueo es un mero pretexto y se olvida el carácter criminal de las decenas de leyes y decretos que conforman la más tupida red de agresiones desarmadas dirigidas contra una nación soberana. Como isla situada en el mar Caribe, la vocación económica natural de Cuba radica en el turismo, y su ubicación a solo 144 kilómetros de Estados Unidos convierte a los norteamericanos en su mercado lógico y elemental. Pero las regulaciones ilegales de Washington prohíben a sus ciudadanos viajar a la isla. La aplicación ilegal de las sanciones no solo afecta a los habitantes de la superpotencia, sino que cualquier empresa, desde cualquier lugar del planeta, que compre o venda cualquier objeto –ya sea una cebolla, un medicamento contra el cáncer o un cuaderno para que estudien los niños– a La Habana está sujeta a persecución y aplastamiento por parte del país que controla dictatorialmente el sistema financiero global. Una de las fuentes de ingresos más importantes para prácticamente todos los Estados latinoamericanos y caribeños, las remesas que envían sus nacionales que trabajan en el exterior, también está vedada para Cuba porque no se le permite acceder al sistema de pagos internacionales, uno de los muchos tentáculos del imperialismo estadounidense.

Desde que Hugo Chávez llegó democráticamente al poder en Venezuela al frente de la Revolución Bolivariana, Caracas ha brindado una inestimable ayuda al pueblo cubano con sus envíos de hidrocarburos. Pero como Washington ha hecho a los venezolanos víctimas de las mismas atrocidades que perpetra contra los cubanos, el gobierno de Nicolás Maduro ha tenido que cortar su ayuda a Cuba, lo que ha terminado por agobiar una situación extremadamente precaria. Asimismo, a La Habana se le impide comprar maquinarias, herramientas y piezas de repuesto para revertir el deterioro de la infraestructura eléctrica, por lo que las fallas seguirán siendo estructurales mientras la bota de Washington asfixie a la isla. A Cuba tampoco se le permite el acceso a las tecnologías necesarias para emprender la transición energética, pese a que, en su discurso, el actual ocupante de la Casa Blanca y otros líderes occidentales se proclaman promotores de la lucha contra el cambio climático.

En este siglo, con excepción de Israel y su lucha contra el pueblo palestino, ningún país ha sido tan sistemático y persistentemente sádico con la población civil como Estados Unidos en su ataque contra los cubanos. El sufrimiento humano y la privación de toda perspectiva de una vida digna en su propia tierra son testimonio del total desprecio de la clase política estadounidense por el bienestar del pueblo y la libertad en nombre de la cual hablan.

Fuente: LA JORNADA, 21 Octubre de 2024

GACETA CRÍTICA, 23 DE OCTUBRE DE 2024